Vivir no es sólo existir

Hola todos, gracias por leerme y así acompañarme en este viaje. Cuando me fui por primera vez lo pensé como un 'voy y vuelvo'. Algo finito, aunque largo. Hoy veo que estoy viviendo esto y después estaré viviendo otra cosa. Viajo para conocer lugares, costumbres, horarios, comidas, ritmos, gente, calles, Dojos, maestros, compañeros, trenes, redes de metros, culturas.
Hoy el objetivo del viaje, si bien tengo un plan sobre el que improviso, es viajar. Si es posible trabajar en distintas ciudades para, 1) financiar el viaje y 2) entrar bien en el ritmo local, no ser sólo un turista más.
Este texto lo voy a expandir en la entrada 'Inicios y Motivaciones'

sábado, 5 de marzo de 2016

105-Dublín 29/feb~01/mar - pensar, hablar, hacer



Dublín 29/02-01/03 – nueva integrante de la casa

Lunes 29: Nana
Tenía todo listo, la compu en la mesa, el desayuno recién terminado. Empecé a escribir y me llegó un mensaje de Gary para que lo llame. Tenía voz de dormido, se estaba despertando. Fui a abrir la cocina.
Encargado de la mañana, Alan. El sábado a la noche le había dejado una lista larga de cosas para hacer a Gary, él las empezaría y yo ayudaría a la tarde. Dado el caso de esta mañana, mientras preparé algunos desayunos hornee una bandeja grande de tomates y otra de morrones, dos de panceta para el desayuno y corté los jalapeños para el queso crema que le agregamos al chilli, ya no nos quedaba nada. Eso es algo que todavía no entiendo, nuestro chilli es picante, como debe ser, y lo servimos con queso crema, que usualmente es para aminorar el picante en caso que el cliente sea sensible o le guste la combinación de sabores. Pero no servimos el queso crema solo, lo mezclamos con jalapeños, lo que lo hace casi tan picante como el propio chilli. Gary llegó con cara de destruido a las 11:30, justo a tiempo, porque estaban entrando 9 personas buscando desayuno. Recién había puesto a hervir salchichas, sólo me quedaban 6 en la heladera. La orden de la mesa grande fue 5 full Irish breakfast, tres huevos revueltos con panceta y un vegetariano, llegué con lo justo con las salchichas, me sobró una y me la comí yo. Las 5 horas que Gary estuvo en la cocina fue como un fantasma, estaba descompuesto, mareado, con dolor de cabeza y vómitos. Yo me encargué de casi todo, él hizo lo que hace mejor, preparó dos bandejas de cerdo, una para jamón y una para trozarlo, las metió al horno y al ratito se fue. Mientras lavaba los platos de la barra hablé con Alan, estaba muy tranquilo el bar. Me ofrecí a trabajar más horas en compensación a las que no voy a estar la semana que viene. Me dijo que quería hablar con migo de eso, está buscando a alguien que me reemplace, alguien permanente o que al menos pueda estar un año. Eso ya lo sabía, pero la forma en la que me lo dijo me pareció que incluía que a la vuelta de Madrid voy a tener muchas menos horas. No sé, me dio esa sensación, de todas formas, se nota que aún me necesitan. Entiendo que tienen que encontrar a alguien y que si ese alguien va a estar entrenando como lo hice yo hace tres meses, no va a tener sentido que estemos tres personas en la cocina. Pero por lo pronto y hasta el sábado tengo todas mis horas.
Más tarde, a las 8, yo también me fui, no tenía la mochila de Aikido con migo, así que directo a casa.
En el living estaban los Vinnys. Yo llegué contento porque caminé escuchando Dave Mathews Band y porque está bueno sentirse útil. La preocupación por perder mis horas o mi trabajo antes de tiempo me trajo una idea, una posible solución. Vinícius está cansado de su trabajo, no lo disfruta, se estresa, trabaja muchas horas y en constante contacto con gente enojada al otro lado del teléfono. Él, a diferencia de mi compañero de cuarto, vive en Dublín y se queda acá indefinidamente. Le ofrecí que él me reemplace. Son menos horas, menos estrés y menos plata. Justo hoy le dijeron que lo iban a ascender, aún así lo está pensando. Que yo le ofrezca el trabajo a él y no a Vinny no le cayó nada bien al segundo. Él ya me había pedido que lo presente en el bar. No lo puedo hacer porque no quieren tomar a más gente que se vaya pronto, y él se va en junio. Me quedé con ese mal trago.
Antes de acostarme me la crucé a Nana, nuestra nueva inquilina, está viviendo en la habitación de Tomo por este mes. Es simpática, vivió dos años en Londres enseñando en un jardín de infantes a niños de familias japonesas, ahora está buscando trabajo en Dublín. Le pregunté si le importaba darme lecciones de japonés y accedió, en breve retomaré mis clases.

Martes 01: Jujitsu
Me desperté a las 8 y desayuné solo. No hablamos mucho con Vinny, aún estaba esa atmósfera incómoda entre nosotros. Intercambiamos algunas palabras y se puso mal. Él tiene sus problemas, muchos que desconozco y por un lado me siento culpable por como actué anoche y por otro siento la necesidad  de ayudarlo, pero no sé cómo. Antes de salir volví a hablar con él. Pudimos solucionar el problema entre nosotros y tuve una idea. Esa charla me retrasó, llegué 15 minutos tarde al trabajo.
No fue tan grave, me pidieron que vaya a las 10 para recibir los cargamentos de cerveza y botellas de gaseosas. Este martes Gary se encargó de la cocina. Llegué y el bar estaba vacío, sólo nosotros cuatro. Me cambié, ordené un poco la pileta de lavar y bajé al sótano con Phil, me indicó lo que quería que haga y organicé el espacio para recibir las entregas. Aún tenía tiempo de sobra, volví a la cocina y colaboré en lo que pude, entre otras cosas trocé el cerdo. Bajé a buscar cosas de la heladera y llegaron las botellas. Abrí la puerta del piso y les entregué primero todos los cajones de botellas vacías, luego recibí todas las llenas y en seguida que se fueron, y sin cerrar la puerta, entregué 40 barriles de cerveza Guinness vacíos y me dieron 40 llenos que los fui parando y ordenando para que entren. Todo recibido, suficiente espacio para caminar, listo, volví a la cocina. Muy tranquilo el asunto. Cuando Gary se fue a fumar su cigarrillo, me dejó encargado, estaba todo limpio y no había clientes, conté los desayunos para anotarlos en el librito, un desayuno, tristísimo. Lavé todo, se me acabó el agua caliente, le saqué la mugre fuerte a los trastos y los ordené para lavarlos después, arreglé la escoba con Phil y barrí la cocina, vacié y preparé el espacio a la izquierda de la puerta del sótano para que Phil construya un pasillo para almacenar las botellas, lavé los platos de la barra, me hice un sánguche que pollo y me fui a las 3:15.
Puse en práctica mi idea, entré al mercadito polaco y compré unos dulces, fui al mismo ciber donde imprimí mis CVs cuando llegué a la ciudad, descargué el CV de Vinny que tenía en el mail, lo arreglé para que sea bonito e imprimí 15 copias. Caminando hasta el Ilac lo repartí en varios locales. En algunos pude hablar con el encargado y me dijo que mi amigo debería estar repartiéndolos, en otros no estaban buscando gente, en otros me atendió un empleado y se lo dejé sin más charla y en uno en particular, la encargada no lo aceptó, quiere hablar con la persona en cuestión directamente. Anoté todos los locales y las calles, me guardé 8 CVs y volví a casa por el camino largo que pasa por el estanque cuadrado. Es muy lindo. Me agarró la lluvia en el camino. No quería que se me mojen los papeles que tenía en la mochila, en un semáforo la puse debajo de la campera y caminé 10 minutos todo tapado escuchando más Dave Mathews Band. Pasé por Tesco a comprar leche y manteca, pero me dejé tentar y llevé un tarro de Nutella y 5 barritas de chocolate marca pirulo, las más baratas. En la casa me comí las 5 barritas con un té mientras veía videos de Jim Carrey y Rowar Atkinson, grandes comediantes.

A las 7:10 salí para el Dojo. Estaba llegando un poco tarde así que troté. Sentí por un lado lo bien que funcionan las correas de la mochila ajustadas a la cintura y también lo malo que es para las rodillas y la cadera correr con peso en la espalda.  Me cambié rápido y llegué a la entrada en calor a la clase de Jujitsu. La dio Andy, no estaba Ray. Nos hizo hacer golpes en el aire y patadas para calentar el cuerpo, a muchos de los chicos no les gustaba, a varios se les notaba que no tenía ni idea de cómo hacerlos, yo estaba contento de volver a esas prácticas aunque sea por un breve momento. La clase estuvo difícil. Estudiamos una técnica para liberarse de una guardia cerrada (cuando se te sientan en la panza), invertir la situación, luego que el que estaba arriba, que está a punto de pasar a estar abajo, reinvierta la situación y controle una de las piernas y se libere de la segunda palanca. La cosa es que eran muchos detalles, no llegué a entender todo lo que mostró y empezó la lucha del final de la clase. Esta vez me quedé a tres rondas. La primera fue con mi compañero de la clase, la segunda con un flaquito petiso escurridizo y la tercera con el mismo con el que me distendí los ligamentos del hombro hace un mes. No me rompí nada hoy, transpiré, me duché y me sentí muy bien.
Caminé a casa terminando el álbum que venía escuchando de Dave Mathews Band (Away from the World) y chateando con mi hermana y mi tío. Estábamos tratando de encontrar mi cédula azul de la camioneta de mi tío, la va a vender.
Noche de bife. Hoy Vinícius cocinó en la sartén los dos pedazos de bife que había comprado el domingo, yo tenía más hambre que eso y me comí un taco antes. Un rico pedazo de carne con cebolla. Charlamos un poco con Vinny en la sala mientras pasaban por la tele la secuela de Todo poderoso, con Steve Carrel. Después charlé un ratito con Nana y me fui a la cama. Estaba cansado para escribir.

ESPECIAL - Aikido y Japón


Marzo 2016 
Nahuel Lombardi (28)
Shodan, 9 años de práctica


Aikido y Japón


24 de abril de 2014. Estamos en la autopista La Plata Buenos Aires, llegamos a la gran ciudad y antes de adentrarnos en sus calles laberínticas tomamos un desvío, dejamos atrás un cartel que señala el aeropuerto. Empieza el final del principio. Meses estudiando japonés, mandando mails a Japón, viendo mapas de Tokio, leyendo páginas de Dojos y pensando, pensando mucho. Hoy se termina todo eso y empieza ese viaje tan esperado. Llegamos a Ezeiza, es un lugar que promete aventuras. Estar en las instalaciones del  aeropuerto, ver las escaleras mecánicas a la zona de embarque, leer mí vuelo en la pantalla. Está pasando, es real, me voy a Asia. Me acompañan seres queridos, familiares y amigos. Es un momento de sentimientos encontrados, un poco de tristeza, extrañando de antemano, y otro poco de excitación, de alegría incontrolable por lo que se viene. Despacho mi valija y me despido al cruzar la puerta.
Estoy en ningún país, estoy en ese lugar donde sólo pueden estar los pasajeros, significa que me voy del país y que no hay vuelta atrás. Mucha emoción. Muchas horas de vuelo y espera después llego al país donde se fundó el Aikido hace 72 años.

¿Qué pasa con el Aikdio en Japón? ¿Tiene algo de especial ir donde se originó? ¿Dado el caso, sería la misma idea ir a jugar al fútbol a Inglaterra? ¿O ir a bailar ballet a Francia? Tal vez, pero sólo puedo hablar de mi experiencia. El Aikido es una disciplina joven y evolutiva, con fuertes bases tradicionales pero sin rigidez en la técnica o lo métodos. Sí, respeta muchos ritos, todo Dojo practica un puñado de ellos. ¿Qué pasa en Japón?

Irie-san e Igarashi Sensei me recién en la estación de trenes de Hashimoto, me muestran mi habitación, que compartiré con un japonés que no habla inglés y me llevan a cenar. Ese simple acto me enseña de su cultura. Primero nos saludamos, charlamos amenamente. Sin perder tiempo Sensei va al punto. Me da el cronograma de actividades de los próximos tres meses, me hace dos preguntas y me da hasta el fin de semana para elegir. Mi compañero de cuarto es muy amable, callado y recluido, siempre me toma en cuenta para todo lo que hace y me ayuda con las direcciones de la ciudad. En el Dojo todos saludan al entrar aunque lleguen tarde, hay montones de reglas implícitas que nadie se molesta en explicar porque son costumbre. En Hombu Dojo hay otras reglas, estas son parte implícita y parte escritas. En Sendai, en el Dojo de Shirakawa Shihan, hay otras reglas implícitas. También las hay en los hoteles tradicionales y en las cenas de los seminarios, en el comportamiento del peatón y en el subte y trenes. Todas estas reglas tienen un patrón común, la cultura social japonesa. Los ritos que realizamos en los Dojos no son propios del Aikido, son mucho más que eso, son el comportamiento regular de los japoneses. Ellos lo aprenden en la escuela y en las casas.

El entrenamiento, todos se lo toman en serio, hasta los que no se dedican al arte marcial. Eso no los hace necesariamente superiores a nivel técnico, pero cambia la actitud de la práctica. Cuando es hora de la práctica se practica. Un aspecto de su enfoque es que no piensan automáticamente en que algo es imposible cuando se les presenta un ejercicio difícil, perseverancia.

En occidente entrenamos Aikido con todo lo que eso implica, luego volvemos a casa, vivimos nuestra vida como todos los días, trabajamos, estudiamos, y uno o dos días después volvemos al Dojo, a sumergirnos en el mundo del Aikido por otras 2 horas. Estar en Japón es una experiencia de entrenamiento mucho más amplia. Practicamos los ritos del Dojo en todos lados, todo el día, los únicos horarios que tenemos son de clases. Nadie nos está esperando en el trabajo. Podemos entrenar de forma más intensiva, sin limitarnos por las obligaciones da mañana. No hay exámenes la semana que viene. Sólo hay Aikido, ir al Dojo y dejarnos llevar por el flujo.

jueves, 3 de marzo de 2016

104-Dublín 27~28/feb - arena y aire de mar



Dublín 27,28/02 – a la playa

Sábado 27: Beatles
Desayuné un rico porridge calentito (gallas de avena) y mis tostadas con manteca. Había quedado con Gary que hoy iba al bar a las 12:30 o más tarde, si me avisa. A las 10 salí para el Dojo, Vinny no me acompañó, tenía que limpiar el baño y estudiar para su examen del lunes. Clase de Ray, como todo buen Sensei, repite los conceptos en los que se basa su Aikido casi todas las clases. De a poco me van quedando, los voy recordando e internalizando. Claro que como hace meses que estoy con él y pienso seguir hasta mi partida, he decidido incorporar su estilo lo más posible. Me gusta mucho su enfoque y creo que va a enriquecer mi fluidez. Salí con muchas ideas en la cabeza, para no perderlas las grabé en un audio.
Tenía un mensaje de Gary, no me necesitaban hasta las 2pm. Pensé que podría ir a la biblioteca y seguir con el libro de Rosie, pero elegí el camino largo y volví a quedarme sin tiempo. Pasee un poco por el mismo centro comercial de la última vez, el que está en la ribera del Liffey. Después caminé hasta el Spire y me senté en un banquito a ver las caras de la gente.
De 2 a 4 trabajamos Gary y yo en la cocina. Por momentos estuvo muy tranquilo, charlamos bastante, cenamos unos buenos sánguches inventados por él y me dejó a cargo. Hasta las 6 estuve limpiando, organizando haciendo puré de papas y preparando algunas órdenes. La última hora me llegaron 3 órdenes. La primera fueron 6 platos simultáneos, la segunda fue una sopa de entrada y dos platos para la misma mesa, entre ellos fui a buscar cambio y a comprar queso crema para el curri. Volví y me estaba esperando una orden de 7 platos simultáneos, entre ellos un curri. Preparé todo y quedé agotado, me calmé un poco para bajar los decibeles, empecé a limpiar otra vez y 10 minutos antes de cerrar llegó otra orden de 4 platos. Terminé a las 7:20. Pero de limpiar y ordenar terminé a las 9. Estuvo interesante, uno de mis errores constantes es que me sigo olvidando de los sánguches con queso que dejo en la salamandra, menos de 10 segundos no es suficiente para que se derrita el queso, más de 15 se queman, hay que estar atento. Phil me pagó la semana y me dio algunos consejos para ir a hacer trekking por las montañas de Wicklow. Pensé en planificarlo para el domingo 13, que Ornella va a estar por acá.
Pasé por Lidl, compré cereales y chocolates, dos de ellos me los comí en el camino a casa, los otros dos sobrevivieron en la heladera. Caminé escuchando los Beatles, me dejé llevar por la música, se sintió muy bien. Entré contento a la casa, me gusta trabajar y sentirme útil. Vinícius estaba preparando nuestro almuerzo de mañana. Charlé un poco con Vinny en la pieza y a dormir.

Domingo 28: Skerries

 Desayuno con cereales para terminar la leche más rápido, no quería que se me venza como la anterior. Vinícius y yo estábamos listos para salir a las 8:45. Llegamos a tiempo a la parada de la línea 33 que nos lleva a Skerries en la costa del mar irlandés. El viaje me cuesta 3,30, es sólo con monedas, no lo recordaba, entre lo que tenía y lo que me prestó mi compañero llegamos a 2,26 y me dejó ir de todas formas. En el viaje revisamos el mapa y preparamos la cámara GoPro. Nos bajamos lo más cerca del mar posible y fuimos directamente a la playa. Mi intención era caminar hasta una isla durante la marea baja, como no teníamos opción de horario para ir no me fijé el cronograma de mareas. Nos tocó una bastante baja, pero no lo suficiente para despejar casi un kilómetro de mar. Será la próxima. Pero llegamos a ver mucha, pero mucha arena. Después de decir la frase “Es un crimen no caminar en patas en la arena”, me saqué las zapatillas, puse las medias en la mochila y caminamos por la playa más de una hora. Me metí en el agua hasta 40 centímetros de profundidad, estaba tan fría que se me congeló el cerebro. Lo bueno fue que al salir tenía los pies tan fríos que la temperatura exterior me los calentó, fue como ponerme medias de aire. Estábamos con la GoPro, así que nos detuvimos varias veces para ajustar la cámara, sacar fotos y filmar. La extensión de la playa y la falta de gente le daban al momento ese toque que tanto me gusta. Desde la costa se veían 4 islas, una es una reserva natural, es a la que se puede ir caminando con marea baja, otra, también cerca pero a la que sólo se llega por mar, es la más chica y la que tiene la mejor vista de la isla de San Patricio, que es, del grupito de tres, la más lejana; la cuarta isla está mucho, más lejos, a pesar de ello se ve muy nítida, tiene un faro rojo y blanco. La busqué en el mapa del teléfono y no figura, active la vista desde satélite, que muestra el mapa en fotos y esa isla está cortada y cuando agrando la imagen desaparece.
Llegamos hasta un murallón, nos pusimos las zapatillas y subimos las escaleras. Nos recibió un jardín sencillo de pasto y muy bonito, con una torre homónima a la de la isla Shenick, Martello. En ese momento teníamos nuestra lista de prioridades muy clara. 1) encontrar un baño, estaban pasando la torre al lado de una heladería. 2) almorzar los sánguches que preparó Vinícius anoche, elegimos para sentarnos unas rocas bajas contra las que rompían
Mi torrecita de piedras

pequeñas olas. 3) averiguar si teníamos la posibilidad de caminar a la isla Shenick hoy, no se pudo, la marea va a estar en su punto más bajo mañana a la mañana. Esta torre Martello está en una península muy chica llamada Isla Roja, antes era un isla, pero el nivel del mar bajó y cambió de categoría. Desde la orilla vimos que hay un molino de viento antiguo en el pueblo. Fuimos a verlo, en el camino vimos un poco del centro comercial, es minúsculo, y al ser domingo estaba muerto. Nos perdimos y preguntamos en una oficina de turismo, la mujer parecía realmente sorprendida de vernos. No irá mucha gente por ahí. Nos dio un mapa y llegamos rápidamente a los molinos. Hay un tour guiado, pero no lo tomamos, nos limitamos a verlos y a pasear por los estanques. Estos me recordaron a Pedro y el Lobo. Patos, pasto, agua y esos arbustos anfibios color trigo con una cabeza marrón cilíndrica. Claro que también había muchos cisnes y gaviotas.
No era muy tarde, pero estábamos cansados, el aire de mar nos hace consumir energía. Encontramos la parada del micro y recordamos que yo seguía sin monedas. Entramos a una panadería, compré una porción de torta de chocolate rellena de mouse de chocolate, bañada en chocolate y con una barrita de chocolate en rama de adorno. También le pedí cambio. En el viaje de vuelta me dormí una siestita.
Vista de las islas desde la costa
Siempre charlamos mucho con Vinísius y esta vez no fue la excepción. Uno de los últimos temas, ya menos profundos, fue que extrañábamos el asado. Entramos a Tesco a comprar dos buenos pedazos de carne, el plan era comer unos tacos de entrada. Compramos queso también. Ni bien llegamos a la casa nos comimos los dos sánguches que nos quedaban, pusimos a hervir legumbres y a esperar. Cuando estaban listos Vinícius los mezcló en una sartén con cebolla, maneca y carne picada, yo preparé los panqueques para recibir el relleno y nos comimos tres cada uno. Estábamos llenos, dejamos la carne para otra noche. Hoy es el anteúltimo día de Tomo en la casa. El 1 de marzo se va a vivir un mes a la casa de su jefe, va a pasar los primeros 11 días cuidando a las hijas de 4 y 5 años, les dará de comer y las llevará a la escuela.
Los tacos
Después la familia completa se va a Japón 20 días y Tomo se encarga de cuidar a los animales y la casa. En abril vuelve. En su lugar consiguió que alguien se quede en su habitación por este mes que empieza. También es japonesa, se llama Nana, es todo lo que se por ahora. Le convidamos un poco de nuestra comida a Vinny, le usamos una cebolla, teníamos un poco de culpa, un poquito nomás. Nos duchamos salteando todos los órdenes y nos recluimos en nuestras cuevas. Escribí un poco antes de dormirme, pero no llegué a publicar, mañana tengo toda la mañana.


miércoles, 2 de marzo de 2016

103-Dublín 25~26/feb - aumenta la intensidad del trabajo, vuele la gente




Dublín 25,26/02 – se pone movida la cosa

Jueves 25: puré

Anoche apagué el teléfono. Siempre lo dejo encendido con el volumen alto y sin internet, por si me llaman del bar. Esta vez decidí dormir tranquilo hasta despertarme solo, ya que trabajo desde las 12. A las 9:15 me desperté, lo encendí y a los 30 segundos me llegó una llamada de un número local desconocido, era Alan. Gary llegaría tarde y quería que vaya lo más rápido posible, que me tome un taxi. A las 9:35 estaba en la calle, me subí al taxi y el conductor me dio charla. Hablamos de la situación de Gary, que vive a dos horas de Dublín y trabaja 10 horas por día, o sea que se sale de su casa a las 7:10 y vuelve a las 22 muy cansado. A cambio de eso paga una renta 4 veces más barata que en la ciudad, puede ahorrar y darse algunos gustos; mientras que si estuviera viviendo acá llegaría con lo justo para pagar el alquiler de un departamento para dos personas, tendría tiempo para él pero no tendría plata para gastar en ese tiempo. Ahí está la balanza: dinero/tiempo. ¿Qué pesa más? El dinero y se genera, el tiempo se gasta. A las 9:50 entré al bar, todavía medio dormido, sin desayunar y sin mi café. Acomodé la vajilla seca, bajé la carne recién llegada y subí el pan y las papas para el desayuno. Empecé a sazonar los pollos que también habían llegado esta mañana y me detuve a la mitad de cortar el ajo para preparar 3 desayunos. Después del quinto entré el encargo de verduras de la semana. Después del séptimo desayuno bajé la mayoría de los vegetales, terminé de cortar el ajo y bajé dos bandejas grandes con pollos y el resto del encargo. Subí las papas fritas, los panes y demás para el almuerzo y preparé el octavo y último desayuno. Llegó Gary, mientras yo terminaba de ordenar el sótano el organizó la cocina para el almuerzo y se puso a preparar la sopa. Durante el servicio también cocinó la salsa de cebolla, la ensalada de repollo, preparó lo pepinillos y cocinó un chilli. A las 4:20 me fui a comprar un repuesto para la trituradora de papas que usamos para el puré, se le había roto el centro a la navaja circular. En 10 minutos llegué a la tienda siguiendo las indicaciones de Alan. Había llamado antes para cerciorarse que tenían repuestos.  En efecto tenían, para una trituradora más grande y más cara. La nuestra cuesta 80 euros y la otra 180, claro que me recomendaron comprar la más cara porque es mejor, y claro que no lo hice. De casualidad tenían una de las nuestras rota y la navaja les sobraba, me la llevé gratis. Salí y me olvidé de doblar en la esquina, caminé 10 minutos en la dirección equivocada antes de darme cuenta del error. Volví a mi camino, me pasé del bar y entré a SuperValu, el súper de siempre. Compré leche, crema, limones y limas. Ya había llegado Phil. Le conté a Alan lo de la navaja y estaba contento. Lavé un poco, organicé un poco y a las 5:30 me mandaron a casa.
Pasé por una tienda de campamento. Pregunté por carpas, bolsas de dormir, mochilas, linternas y hornallas portátiles. El tipo es un gran vendedor, me quiso convencer de todo concentrándose en los productos. Pero yo iba con la idea de informarme un poco más y comprar por internet que es más barato. Además la carpa es para Vinícius, yo puede que me compre una bolsa de dormir. Caminando a la casa le mandé unos audios a mi compañero de planes aventureros con la info de los precios y algunas ideas. Queremos ir a acampar a Howth, pero yo salgo del bar a las 8 el sábado y estaríamos armando la carpa a las 10 de la noche en el bosque, no es tan grave, las noches últimamente estuvieron despejadas. Por mi parte sigo con la esperanza de que antes de irme va a llegar mi potencial reemplazo o el segundo chef que tanto ansían y voy a tener libres sábado y domingo. En la casa me encontré con un paquete para mí en la mesa de la sala. Eran mis auriculares, los probé y funcionan de maravilla. Preparé la mochila para Jujitsu y volví a salir. La clase la dio uno de los alumnos más avanzados. Otra vez no participé de las luchas del final. Tal vez la semana que viene o a la vuelta de Madrid lo haga otra vez. Caminé hasta la casa escuchando música, hacía un buen rato que no lo hacía. Me metí en la pieza y, como ya me había duchado en el Dojo y no tenía que ir al baño, me quedé tapado viendo Zoolander 2 en mala calidad descargada de Internet. Me prometí ver Batman v Superman en I-max en abril. Apagué la compu y a dormir.

Viernes 26: horas
Arriba sin alarma pero con el teléfono encendido, por las dudas. Desayuné y me puse al día con el diario. Hablamos un poco con Vinícius de ir a un hostel en un pueblo cercano mañana a la noche y dejar el campamento para marzo. Publiqué el diario, colgué la ropa que pude lavar anoche gracias a que Vinny me cedió su día, y salí de casa a las 11:30. Cuando crucé la puerta principal del bar, una chica alta, rubia y carismática, me dio la bienvenida desde detrás de la barra, y con una sonrisa amable me preguntó si quería una mesa. Le conteste que no gracias mientras con toda la naturalidad del mundo pasé a su lado para saludarla. Es la segunda chica esta semana que prueban como mesera, el lunes proaron a una rusa, hoy una estadounidense. No es que la nacionalidad sea particularmente relevante, pero cuando me cruzo con una persona sólo por algunas horas, ese es uno de los datos que tiendo a recordar.
El día en el bar empezó tranquilo. Unos 15 desayunos, empecé a lavar y rápidamente interrumpí el proceso para ayudar en la cocina. Se puso peluda la cosa, plato tras plato tras plato. Al primer momento libre quise volver a mi pileta, pero me mandaron al sótano a buscar provisiones y luego a la barra a lavar. Se puso peludo otra vez y volví con Gary. Un nuevo momento de paz y me mandaron a enseñarle a Chase, la mesera que está a prueba, como lavamos los cubiertos. No pude terminar de mostrarle porque nos habíamos quedado sin papas, tuve que bajar a mandar más por el ascensor y cuando volví me metí directamente en la cocina. Alrededor de las 5:30 Chase se fue y llegó Alan, estábamos los 4 de siempre. Gary iba contando las órdenes, a ver si llegábamos a las 100. Pude organizar mi pileta, más o menos, porque tenía cosas sucias por todos lados. En mi última lavada en la barra el bar estaba lleno de gente. Frente a mí, 4 turistas de Estados Unidos empezaban su receso de primavera. Me dieron charla unos 15 minutos, lo que tardé en lavar un buen número de trastos. Yo creía que la primavera llegaba en marzo. A las 6:55 y con 98 órdenes entregadas, Gary se fue a casa. Antes de cerrar saqué 5 más y superamos el récord. 103 en un día. Le mandé un mensajito. Limpiar la cocina y lavar toda la vajilla y ordenar el sótano me tomó dos horas, me fui a las 9 habiendo trabajado esa misma cantidad de horas.
Caminando a casa me sentía agotado, necesitando un descanso, pero a la vez realizado, feliz. Trabajé mucho y se sentía bien. Me tiré en el living a charlar hasta que se hizo tarde, todos se fueron adormir y se ducharon. Con Vinícius decidimos que la mejor opción va a ser ir el domingo a primera hora en tren o micro a Skerries, un pueblo 4 km al norte de Howth, ya que el hostel más barato y más o menos cerca, cuesta 20 euros y el tren hasta el pueblo unos 25 cada uno ida y vuelta. Ya que estábamos embalados, seguimos viendo el mapa de Sudamérica imaginando un viaje que queremos hacer. Algo así como empezar en Brasil y terminar en el noroeste de Méjico. Se fue a dormir y yo por vicio nomás teclee montañas en Google seguido de un país. Cuando busqué las de China me quedé maravillado. Tengo que ir ahí.
Me quedé solo esperando el agua, me duché y me quedé viendo videos de Ray William Johnson en YouTube hasta casi las 2. El sueño me venció y a dormir.