Vivir no es sólo existir

Hola todos, gracias por leerme y así acompañarme en este viaje. Cuando me fui por primera vez lo pensé como un 'voy y vuelvo'. Algo finito, aunque largo. Hoy veo que estoy viviendo esto y después estaré viviendo otra cosa. Viajo para conocer lugares, costumbres, horarios, comidas, ritmos, gente, calles, Dojos, maestros, compañeros, trenes, redes de metros, culturas.
Hoy el objetivo del viaje, si bien tengo un plan sobre el que improviso, es viajar. Si es posible trabajar en distintas ciudades para, 1) financiar el viaje y 2) entrar bien en el ritmo local, no ser sólo un turista más.
Este texto lo voy a expandir en la entrada 'Inicios y Motivaciones'

sábado, 5 de marzo de 2016

ESPECIAL - Aikido y Japón


Marzo 2016 
Nahuel Lombardi (28)
Shodan, 9 años de práctica


Aikido y Japón


24 de abril de 2014. Estamos en la autopista La Plata Buenos Aires, llegamos a la gran ciudad y antes de adentrarnos en sus calles laberínticas tomamos un desvío, dejamos atrás un cartel que señala el aeropuerto. Empieza el final del principio. Meses estudiando japonés, mandando mails a Japón, viendo mapas de Tokio, leyendo páginas de Dojos y pensando, pensando mucho. Hoy se termina todo eso y empieza ese viaje tan esperado. Llegamos a Ezeiza, es un lugar que promete aventuras. Estar en las instalaciones del  aeropuerto, ver las escaleras mecánicas a la zona de embarque, leer mí vuelo en la pantalla. Está pasando, es real, me voy a Asia. Me acompañan seres queridos, familiares y amigos. Es un momento de sentimientos encontrados, un poco de tristeza, extrañando de antemano, y otro poco de excitación, de alegría incontrolable por lo que se viene. Despacho mi valija y me despido al cruzar la puerta.
Estoy en ningún país, estoy en ese lugar donde sólo pueden estar los pasajeros, significa que me voy del país y que no hay vuelta atrás. Mucha emoción. Muchas horas de vuelo y espera después llego al país donde se fundó el Aikido hace 72 años.

¿Qué pasa con el Aikdio en Japón? ¿Tiene algo de especial ir donde se originó? ¿Dado el caso, sería la misma idea ir a jugar al fútbol a Inglaterra? ¿O ir a bailar ballet a Francia? Tal vez, pero sólo puedo hablar de mi experiencia. El Aikido es una disciplina joven y evolutiva, con fuertes bases tradicionales pero sin rigidez en la técnica o lo métodos. Sí, respeta muchos ritos, todo Dojo practica un puñado de ellos. ¿Qué pasa en Japón?

Irie-san e Igarashi Sensei me recién en la estación de trenes de Hashimoto, me muestran mi habitación, que compartiré con un japonés que no habla inglés y me llevan a cenar. Ese simple acto me enseña de su cultura. Primero nos saludamos, charlamos amenamente. Sin perder tiempo Sensei va al punto. Me da el cronograma de actividades de los próximos tres meses, me hace dos preguntas y me da hasta el fin de semana para elegir. Mi compañero de cuarto es muy amable, callado y recluido, siempre me toma en cuenta para todo lo que hace y me ayuda con las direcciones de la ciudad. En el Dojo todos saludan al entrar aunque lleguen tarde, hay montones de reglas implícitas que nadie se molesta en explicar porque son costumbre. En Hombu Dojo hay otras reglas, estas son parte implícita y parte escritas. En Sendai, en el Dojo de Shirakawa Shihan, hay otras reglas implícitas. También las hay en los hoteles tradicionales y en las cenas de los seminarios, en el comportamiento del peatón y en el subte y trenes. Todas estas reglas tienen un patrón común, la cultura social japonesa. Los ritos que realizamos en los Dojos no son propios del Aikido, son mucho más que eso, son el comportamiento regular de los japoneses. Ellos lo aprenden en la escuela y en las casas.

El entrenamiento, todos se lo toman en serio, hasta los que no se dedican al arte marcial. Eso no los hace necesariamente superiores a nivel técnico, pero cambia la actitud de la práctica. Cuando es hora de la práctica se practica. Un aspecto de su enfoque es que no piensan automáticamente en que algo es imposible cuando se les presenta un ejercicio difícil, perseverancia.

En occidente entrenamos Aikido con todo lo que eso implica, luego volvemos a casa, vivimos nuestra vida como todos los días, trabajamos, estudiamos, y uno o dos días después volvemos al Dojo, a sumergirnos en el mundo del Aikido por otras 2 horas. Estar en Japón es una experiencia de entrenamiento mucho más amplia. Practicamos los ritos del Dojo en todos lados, todo el día, los únicos horarios que tenemos son de clases. Nadie nos está esperando en el trabajo. Podemos entrenar de forma más intensiva, sin limitarnos por las obligaciones da mañana. No hay exámenes la semana que viene. Sólo hay Aikido, ir al Dojo y dejarnos llevar por el flujo.

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