SEMANA 3:
16/05 – 22/05
Lunes 16: Hombu
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Primera clase a Hombu |
Clase de
Doshu, muy concurrida como siempre saludé a un japonés fortachón. Empezamos
suaves y acompañando la técnica, cuando tomamos confianza empezamos a poner
resistencia, a ayudarnos a buscar por dónde pasa la técnica. En las clases de
Hombu, si bien el Sensei es una gran influencia, el compañero que te toca es
muy importante para el desarrollo de tu clase, ya que será el mismo durante
toda la hora. Doshu mostró lo básico, como suele hacer, empezó con shomenuchi y
rápidamente cambió al ataque que mantuvo toda la clase, morotedori o
katateryotedori. Las técnicas fueron iriminage, kokyuho, ikyo, nikyo,
kotegaeshi y kokyunage, siempre cortando por debajo. Terminada la clase
limpiamos el tatami, me refresqué en el baño, me reacomodé la hakama, charlamos
un poco con Hiromi y empezó la siguiente clase. Tanazawa Sensei, petiso y
simpático. La clase fue curiosamente similar a la anterior, pero con menos
gente y más espacio para caer tranquilos. Saludé a un Sensei que vi practicando
boken en el descanso. Es un hombre mayor, no puede caer mucho, pero me apuntaló
por dónde ir en el tenkan. Estuve toda la clase pensando de dónde sería. Es
alto, de piel morena, habla japonés fluido y un inglés roto, su nombre en el
keikogi está en kanji, los extranjeros lo tenemos en katakana. Después de la
clase no le pregunté. Limpiamos y charlé un rato con Hiromi, yo me vuelvo a
Hashimoto a escribir para Igarashi Sensei y ella se va a un festival de comida
con los amigos en Tachinobe. En el vestuario lo vi a mi compañero hablando en
francés, misterio resuelto. Mientras me iba vi como se movilizaban los
empleados y alumnos regulares de hombu para cambiar los tatamis del Dojo.
Caminé hasta
el caminito lindo y serpenteante y me senté a comer mi bento. En eso apareció
Hiromi. Tardó en salir del Dojo. Le convidé de mis panes dulces y caminamos
hasta la estación de Shinjuku donde nos separamos, distintas líneas de tren.
Igual que en el viaje de ida, me dormí una siesta hasta la última parada. Pero
antes, y gracias a estar escuchando a David Owens en los auriculares, escribí
un texto corto en inglés, se lo mandé a Vinícius y a Gary. De la estación de Hashimoto
fui directo al departamento. Me acomodé, colgué el keikogi y la hakama, me
saqué los pantalones incómodos y me puse con la compu. Vi mis series de los
lunes, almorcé, merendé, puse el diario y las cuentas al día y a las 4:30 salí
para el Dojo en busca de Sensei y Jenny, nos vamos a Meiji.
Nos
encontramos en el Dojo más temprano que la semana pasada. Entramos al centro
comercial mewe y Sensei reservó una mesa en un restaurante del segundo piso, no
sé para cuándo o quién. Llegamos a Meidaimae (la estación) sin problemas, nos
estaba esperando un chico, creímos que era un estudiante Meiji. Pero cuando nos
cambiamos y formamos vimos que es un ex alumno que estaba de visita, igual que
Recep, que también se nos sumó a la práctica. Antes de la clase Sensei les dio
un sermón a los alumnos. Fue el primer día de clases para los alumnos nuevos de
primer año, hay 16 de ellos. Estaban barriendo mal el tatami, les dio una
lección de cómo barrer. Formamos, saludamos y corrigió el saludo, cómo
inclinarse para saludar, qué mano bajar primero, cómo pararse, cómo sentarse,
lo practicamos un buen rato, otra vez con la escoba, hizo pasar a cada uno de
los nuevos a barrer una hilera de tatamis. Empezó la entrada en calor, la
detuvo y explicó cómo estirar, dónde poner el peso y la atención en cada
ejercicio, cómo hacer los ejercicios básicos de Aikido como ikyoundo. Todo esto
demoró tanto que se fue la clase. Ya que Sensei sólo los ve una vez por semana,
usa esa clase para macar protocolo y fundamentos. Los últimos 20 minutos los dictó
Jenny, estuvo más leve que la semana pasada. Esta vez pudimos hacer el árbol,
yo me planté firme y abrí los brazos, ella se me colgó en la espalda y dio una
vuelta completa alrededor mío hasta volver a mi espalda por el otro lado.
Difícil. Ella fue a corregir y pasé a ser el árbol del ex alumno. Cuando me
tocó a mí no pude hacerme ligero y al pasar por delante nos caímos. Terminó la
clase, empecé a doblar mi hakama y uno de los alumnos se ofreció a doblarla por
mí así me cambio más rápido. Fuimos a cenar Sensei, los ex alumnos, el capitán
del club, Jenny y yo a un restaurante italiano. Las mesas son altas y hay
sillas, no es como el típico restaurante japonés que las piernas caen en un
pozo y la mesa es baja. La comida era receta italiana, pizza y pasta. Pero la
entrada eran las típicas chauchas que sirven acá, y la salsa boloñesa tenía
salsa de soja. Comimos rico, pagamos y nos fuimos, despedida en la estación.
Tomamos un tren hasta Choufu y cambiamos a otro hasta Hashimoto. Llegué al
depto y estaban las luces apagadas. Creí que Irie-san ya estaba durmiendo, pero
no, aún no había vuelto. Me duché, colgué la ropa, me preparé para dormir y usé
un ratito la compu. Llegó Irie-san, me dormí antes que él.
Martes 17: ukemi
Irie-san se
fue a las 5:15, yo dormí hasta las 7:30. Me desperté, desayuné, actualicé el
diario y leí un artículo sobre cómo hacer plata en Internet. Charlé con mi papá
por skype. Abrí un archivo de Word y copié la entrevista a Igarashi Sensei que
está colgada en su página. Esta traducida del japonés y suena raro. La acomodé
a un inglés un poco más fácil de entender y empecé a resumirla en una mini
biografía para poner en la página de Facebook. Me dio hambre y me hice las
últimas dos tostadas del paquete viejo. Antes de terminar la biografía salí a
hacer compras. Pasee un poco a ver si encontraba el restaurante kaiten (los que
tienen una cinta transportadora que pasa por todas las mesas con pequeños
platos para autoservirse). No lo encontré, entré al MeWe y me lo crucé a
Irie-san. Compré vegetales, galletitas, pancitos y un bento que me comí sentado
en el piso al lado del Aeon. Volví al depto y me llamó Jenny por WhatsApp, ya
está listo el pdf, está escribiendo el mail y lo va a mandar esta tarde antes
de la clase. Abrí la compu, actualicé el diario y me puse con la biografía. La
terminé minutos antes de salir para el Dojo, se la envié a Igarashi Sensei y
nos fuimos. Cuando llegamos me dijo Jenny que encontró información extra y que
la tiene que agregar al pdf, lo mandará esta semana.
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Paseo por Shinjuku |
Miércoles 18: cobertizo
Qué temprana
es la mañana. A las 5:10 estaba sentado en el futón mirando un punto fijo
juntando ánimos para despertarme. Esta vez no desayuné, pero tomé un vaso de
leche. Clase de las 6:30. Personalmente trabajé sobre la postura del kata 36 no
jo en cámara lenta. Fin, nos fuimos sabiendo que hay que volver a las 10 para
acomodar el cobertizo. Desayunamos en el depto, yo un arroz con nato e Irie-san
un sánguche de palta y un yogurt. Él lavó la ropa primero y yo me arriesgué a
lavarla antes de salir, con lo justo llegué a colgarla. Llegamos al Dojo a las
10:01, no había nadie, tocamos timbr arriba y se asomó Machiko-san por la
ventana del primer piso. Es abajo, esperemos a Sensei. Aparecieron los tres
juntons en el Dojo unos minutos después. Charlamos un poco y surgió el tema de
la clase de Meiji. A modo de diversión y explicación, Sensei le pidió a Jenny
que vuelva ahacer el ejercicio del árbol
conmigo. Después lo intentó Irie-san. Listo, a trabajar. Abrimos el cobertizo y
sacamos todo a la vereda. Sensei y Machiko-ssn revisaron todo y decidieroj qué
se queda, qué se regala y qué se tira. Nosotros lo limpiamos por dentro y le
volvimosa meter todo adentro otra vez. Pero con mucho más espacio, nos tomó dos
horas, pero ahora hay espacio para meter 12 valijas, además ligué una remera de
Aikido de Vietnam.
Sensei dijo
que entremos al Dojo a entrenar 20 minutos, una hora después terminamos.
Hicimos la práctica del examen para 4to dan, es un clásico. Esta vez no había
comida preparada arriba, fuimos los 5 al restaurante al que me llevaron la
primera noche que llegué hace dos años. Yo estaba muerto de hambre y Jenny también,
llegamos al restaurante después de una larga caminata, íbamos muy despacio. Lo
estaban remodelando, mi estómago se sintió decepcionado. Entramos a uno
tradicional también muy lindo y con comida excelente. No invitó Sensei como
agradecimiento por la mano en el orden del cobertizo. Nos separamos y volvimos
al depto, sólo por 40 minutos, apenas llegué a corregir la introducción para la
página de Igarashi Dojo. Sólo teníamos 45 minutos. Escribí mientras me tomaba
un té con chocolatitos, mandé el mail con la biografía modificada y nos fuimos
a Tokaichiba, al Dojo de Irire-san. Sabíamos de antemano que hoy irían dos
alumnos, uno a cada clase. En el viaje de 20 minutos dormimos una siestita. Nos
confirmaron que el alumno de la clase de niños tiene 9 años y el de la de
adultos 66. Armamos el tatami, nos cambiamos y a esperar. Llegó sobre la hora,
un nena de 9 años con el padre. Irie-san les habló un rato y empezó la clase.
Parece que tiene un esquema de clase inicial. [Taiso, tai sabaki, tai sabaki
con boken de goma, tenkan kotegaeshi, kaiten iriminage, irimi ikyo, ukemi,
boken y jo.]. Me pareció mucho para la nena que acababa de empezar. Pero ella
tenía experiencia en actividad física, es muy elástica y coordinada. El padre
nos siguió en la entrada en calor desde un costado. Se fue y a nos visitó la
recepcionista del salón, no entendí mucho de lo que hablaron, pero alcancé a
notar que Irie-san le estaba tratando de explicar que en Aikido no hay
competencia, era muy difícil de creer para ella. Llegó la alumna de la clase de
adultos, una señora de 66 años. Otra sorpresa, es bailarina de tap, más
elástica que nosotros y también muy coordinada. Con ella hubo más diálogo que
con la nena, a los 66 años ya no hay pudor. Terminamos, guardamos el tatami,
nos cambiamos y adiós. En el tren hablamos de Hombu Dojo. Yo tenía ganas de
verlo a Waka Sensei antes del seminario del 2 de junio y me dijo Irie-san que
mañana la segunda clase la dará Osawa Sensei. Con él tomé algunas clases hace
dos años, pero lo quiero ver porque en Madrid les gusta mucho a los Sánchez.
Decidido, empecé a hacer el plan mental para prepararme esta noche. En
Hashimoto mi compañero de cuarto se quedó a hacer compras en el súper, yo
aproveché los minutos extra y fui a la casa, descolgué la ropa, colgué el
keikogi y la hakama, me duché y empecé a cocinar doble ración. Cuando volvió yo
ya estaba a mitad de camino de la cocción. Me serví la mitad en un tazón y la
otra mitad la metí en un tupper, lo dejé enfriar mientras cenaba. Lavé la
vajilla, guardé el tupper en la heladera, metí el keikogi limpio, la hakama,
dos toallas y la bolsita con pancitos en la mochila. Me senté en el futón con
la compu y un té a terminar los chocolatitos. A dormir a las 10:30.
Jueves 19: argentinos
Despierto a
las 4, 4:05 estaba en la cocina con la mochila, el futón doblado y tomando un
vaso de leche, comprobé la temperatura, frío. Me puse el pantalón largo y un
buzo, metí el tupper del almuerzo en la mochila y salí. El tren de las 4:38
salió en horario. Antes de la siesta leí tres poemas que me había mandado Gary
y se los respondí. Caminé hasta Hombu, dejé mi carnet de socio y pagué le día.
Me vestí y al tatami, clase de Waka Sensei. Antes del comienzo charlé un poco
con Kaoru que participó de la clase por visitar a su amiga alemana que estaba
unos días en Japón. Empezó la clase y tuve la suerte de practicar con
Sebastián, el argentino que trabaja en el departamento de relaciones
internacionales de Hombu Dojo, con quién compartí el viaje a Korea del Sur hace
dos años. Es muy fuerte y tienen un buen nivel de Aikdio, lo suelen llamar de
uke. Me apuntó varias cosas. Después de la clase me lo presentó a Guillermo,
otro argentino que vive acá desde hace 25 años, un día vino a dedicarse al
Aikido, otro día decidió vivir en Japón y su vida cambió. Me despedí de Kaoru
que se iba a la oficina, quedamos en que tenemos que juntarnos a tomar mate
otra vez. Mientras estiraba lo saludé a Gabriel, el uruguayo que conocí hace
dos años en una clase de Endo sensei, no estaba seguro si era yo por el cambio
de pelo.
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Me compré una toalla |
Jenny no me
pudo acompañar al Dojo, será la próxima. Fui a la estación a tiempo y llegué
muy temprano esta vez, me confundí y creí que eran 45 minutos antes de la
clase, pero era una hora y cuarto. Hiroaki Sensei todavía estaba en el Dojo
después de la clase de niños. Me dio la bienvenida al kaiko (práctica) de hoy y
me dijo que hablamos después. Me cambié y vi actuar un poco a los uchi-deshis.
Dos de ellos estaban limpiando, una estaba descansando y la otra estaba ordenando,
tienen las tareas distribuidas. Practiqué todos los katas de jo que sé. En este
Dojo practican las versiones cortas de los que hacemos en Hashimoto (los
primeros que aprendí en La Plata). Sensei volvió y le di la plata de la clase y
un regalo de Rusia, lo que quedó gracioso porque él acaba de volver de ahí.
Empezó la clase. El método es que llama a un alumno y le aplica una técnica dos
veces, una omote y otra ura, después el alumno repite la acción y la hacemos
todos. Después se pasea por todas las parejas y se suma a cada una. El programa
es técnicas, saho kokyuho, armas, trabajo libre, fin. Limpiamos y mientras los
uchi-deshi preparaban el té yo fuia la
oficina a hablar de my estadía. Está todo bien, me puedo mudar cuando quiera.
Fijamos las fechas del 11 de junio al 23 de julio, seis semanas. Me dio el
reglamento de uchi-deshi, el cronograma de clases a las que debo asistir y el
formulario, me tengo que buscar un garante que me firme.
Me sumé a la
práctica libre extra hasta que a una de las chicas se le abrió la piel el dedo
gordo del pie, fue algo raro, no sabemos cómo pasó. La vendé y nos sentamos a
tomar el té. Me fui con el alumno húngaro hasta la estación. Él fue el uke de
Kobayashi Yasuo hace dos años en el 40 aniversario de Arai Sensei, también fue
uchi-deshi acá 7 semanas en el 2010. Ahora está casado con una japonesa y vive
en Japón.
Para ir de
Kokukoen, la estación más cercana al Dojo, a Hashimoto, hay que cambiar de
trenes en Higashi-Murayama, Kokubunji y Hachioji. Cuando llegué Kokubunji entré
por la puerta equivocada y no pude pasar a mi línea, una señora me vio
confundido y me ayudó, fuimos juntos a la oficina de informes, me anularon la
última acción de la tarjeta y me mandaron a la puerta correcta. Le agradecí y
seguí mi camino. Un tren estaba por salir de mi andén y no estaba seguro de si
iba a Hachioji o no, por el apuro y el temor de perder el último (ya era tarde)
le pregunté a un pasajero y me dijo que sí iba a mi destino. Me subí y
arrancamos. Nos estoy del todo familiarizado con las estaciones de este
trayecto, aún así no me cerraban. Me fijé en el mapa de Google y busqué la
última estación que pasamos y deduje el recorrido (no tenía internet),
efectivamente, no era el tren correcto y mi consejero se había bajado hace
rato. Me bajé también y fui al andén correcto a esperar el tren correcto. Me
estaba molestando el gemelo derecho, será la corrida con mochila que hice del
departamento a la estación esta tarde? El tren que me estaba a punto de tomar
era el último de esa estación y llegaría a Hachioji a las 11:42, temía llegar
después de la salida del último y quedarme varado ahí. Antes de salir cargué la
tarjeta de transporte con 5000 yenes, no me quedaba efectivo para taxi ni para
hotel, pensé que pasaría la noche en la estación, no sería el único (recuerdo
hace dos años haber visto oficinistas que salen tan tarde del trabajo que
pierden el último tren y se duermen 5 horas en las escaleras para tomar el
primero del día siguiente). En Hachioji la mayoría de los pasajeros salieron
corriendo, qué felicidad, eso significa que saben que un tren está por salir y
podría ser el mío. Llegué y estaba casi seguro que era el mío, por las dudas le
pregunté un operario, con una sonrisa me respondió en inglés sí y me dio dos
pulgares arriba, me dejó una sonrisa un buen rato. En los varios viajes escribí
muchos mensaje por WhatsApp para que se manden cuando me conecte a Internet.
Uno de ellos era al grupo de los viajeros a Japón a ver si alguno me firmaba de
garante para uchi-deshi. En Hashimoto me detuve unos momentos frente a
Starbucks para que se manden los mensajes y se carguen todos lo no leídos. Los
leí caminando al depto, eran pasadas las 12 y supuse que Irie-san ya estaría
durmiendo. Tendría que escabullirme en la habitación, sacar ropa limpia,
toalla, jabón, la pava eléctrica y un ramen instantáneo para ducharme y cenar
en la cocina. Uno de los mensajes en el grupo era de Jero, me va a firmar el
documento, genial!
Irie-san
estaba despiero viendo baseball, pero se le notaba que no daba más de sueño. Me
duché, cené me metí en el futón, leí y respondí los mensajes y me dormí antes
que él.
Viernes 20: siesta
Arriba a las
7:45. Irie-san está agotado, trabaja mucho y estos días que no hay clases más
todavía. Desayuné galletitas con leche caliente, no me queda más pan, creí que
sí. Irie-san se fue atrabajar, yo abrí la compu, pero aún me sentía cansado y
agitado. Será el frío, la caminata y las prácticas, ayer hice mucho. Me llegó
un mail de Jenny con el pdf, lo leí y se lo reenvié a los chicos por mail y
WhatsApp. Me dormí una siesta de dos horas. A las 12:45 cociné un montón de
comida, almorcé y guardé el resto en un tupper para después. Escribí el detalle
de cómo llegar de Narita a Hashimoto y lo mandé al grupo de Facebook, le mandé
el diario hasta la semana pasada a mi abuelo y lo actualicé. Completé el
formulario para uchi-deshi en Kobayashi Dojo y escribí el pago en el sobre,
además de efectivamente poner los yenes dentro. Llegó Irie-san, sigue cansado.
La mochila estaba lista, a las 4:50 nos fuimos al Dojo.
Llegaron 5
niños en total a la clase de las 5:30. Franek, Ren, Yui, Nagi, y Ko. Yui es la
más atlética y concentrada. EN uno de los ejercicios corrimos en zigzag entre
dos naginata y dos yari. Jenny se torció el tobillo. Esperemos que no sea nada
grave. Después de la clase Irie-san dirigió la entrada en calor taiso de la
clase de adultos, no sin antes haber sido reprendido por Igarashi Sensei por
haber lastimado a un ayudante durante su clase.
Sensei empezó
con ushiro ryotedori, estaba difícil, pasamos casi una hora dándole vueltas a
cómo levantar las manos cuando te sujetan ambas por detrás con fuerza. Depsués
un poco de kokyunage y jo. Estaba Yutani, así que después de la clase practicamos
ukemi. Hoy tocó ikyo omote. Jenny está dolorida y con el tobillo hinchado, aún
así practicó kata de jo. Nos fuimos todos y la dejamos en su hogar dulce hogar.
En el depto
calenté en la cacerola las sobras del mediodía y le gragué agua para hacer más
caldo y un huevo. Escribí un poco y nos dormimos.
Sábado 21: reencuentro!
6:00 am
estábamos en el Dojo. Jenny no va a entrenar, está lesionada. Se quedó toda la
clase trabajando en la oficina. Tenkan, tenkai, kokyunage y boken. De postre
entrené para segundo dan con Asano, le hice de uke. Hicimos renzokuwaza,
kaeshiwazatairen, y tanto dori desde tsuki, shomen, katadorishomen y yokomen.
Se la compliqué, a cada momento que perdía el contacto lo volvía a cortar. Nos
fuimos. Irie-san tiene que volver al Dojo a las 10 a ayudarla a Machiko-san
para su examen. Yo salí a desayunar y hacer compras. En el camino de vuelta
pasé por el HAC y compré una bolsita con gel congelante para el pie de Jenny.
Se lo dejé en el Dojo, estaba por empezar la práctica. Sensei me mostró los 30
DVDs que le encargamos. Volví al depto, comí una bollería con un té y completé
el calendario de actividades, lo imprimí y volvió Irie-san. Se fue a hacer
compras y yo me fui al ratito a la estación, rumbo al aeropuerto de Narita al
encuentro de Sensei y el primer grupo argentino.
Me apuré para
llegar al tren que me recomendó Google Maps, pero no llegué. Me tomé el de las
12:06. Espero llegar antes que ellos. Según Internet aterrizan a las 2:01, y
según mi experiencia les tomará al menos media hora salir. Me senté en el tren,
saqué la laptop y terminé de traducir el pdf y de actualizar el diario antes de
cambiar de trenes.
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Primera cena |
Domingo 22: Umegaoka
En la clase de
niños mandamos a los chicos afuera. Irie-san la dictó, Asano-kun, Piotr y yo
fuimos asistentes. Linda clase. Me tocó el enseñarle el kata 36 los nenes más
avanzados. Clase adultos, taiso de Irie-san hasta que llegó Sensei. Los chicos
llegaron un poco tarde, pero a tiempo para la clase. Se basó en Kokyunage,
ushirowaza. Tespués, y antes del té, hicieron entrega de regalos a Sensei y a
Machiko-san. Rolo encargó un keikogi, se probó el de Asano-san para comprobar
el talle. Ahí los chicos se volvieron a ir, esta vez no me quedé para a ver Katori,
lo dejé solo a Irie-san y fui a almorzar y descansar al depo. A la tarde fui al
Dojo y junto con Sensei y Jenny fuimos a Umegaoka. Hicimos el ritual como lo
recordaba. Un tecito antes de la clase y a empezar. Poca gente, las niñas no
estaban esta vez. Hicimos un poco del kihon de siempre y terminamos con el kata
36 con boken. Primero lo hicimos con los alumnos locales y después los deshis
solos. Después de la clase le doblé la hakama a Sensei mientras él hacía
papeleo y cuentas. Fuimos a cenar todos juntos, como siempre me llené de más
por las dudas y pagamos lindo, 2000 yenes por cabeza, otra de las comidas
extracurriculares.
De vuelta
entré al Dojo un ratito a charlar con los chicos y seguí viaje al depto, a
dormir.
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