Vivir no es sólo existir

Hola todos, gracias por leerme y así acompañarme en este viaje. Cuando me fui por primera vez lo pensé como un 'voy y vuelvo'. Algo finito, aunque largo. Hoy veo que estoy viviendo esto y después estaré viviendo otra cosa. Viajo para conocer lugares, costumbres, horarios, comidas, ritmos, gente, calles, Dojos, maestros, compañeros, trenes, redes de metros, culturas.
Hoy el objetivo del viaje, si bien tengo un plan sobre el que improviso, es viajar. Si es posible trabajar en distintas ciudades para, 1) financiar el viaje y 2) entrar bien en el ritmo local, no ser sólo un turista más.
Este texto lo voy a expandir en la entrada 'Inicios y Motivaciones'

miércoles, 9 de diciembre de 2015

070-Dublín 30/nov~02/dic - una reflexión al final



Dublín 30/11 – lunes – a prueba

Hoy fue el día en que Giovana y yo íbamos a estar solos en la cocina supervisados por Gary, Dave ya se fue a Brasil. Pero ella tenía cita para su número de PPS y al chef le pidieron que vaya a las 12. Estuve desde las 9:15 hasta el mediodía sólo. Fue interesante, día tranquilo, lo maté a preguntas a Alan. Me encargué del desayuno, pero sólo preparé 6, fue todo lo que ordenaron. De 12 a 5 estuvimos los 3, el almuerzo tampoco fue gran cosa, nada complicado, preparamos varias cosas para la semana y los dos se volvieron a ir. Me quedé sólo para la cena. En total, siempre las contamos, hubo 34 órdenes. Cuando estaba empezando a lavar y guardar todo a las 7, hora de cierre de la cocina, me pidieron un fish and chips, no es de los difíciles, pero me no me lo esperaba, me fui a las 8.
Salí directo al Dojo, en el camino me plantee varias veces si ir o no. Tenía con migo la ropa de Aikido por las dudas. Al clase empieza a las 8 los lunes y a esa misma hora empecé a caminar para allá. Llegué, me vestí y estaba en el tatami a las 8:40. Hice media clase, valió la pena. Terminamos con jodori y jonage. Al final quedé con Bran en practicar una hora el viernes antes de la clase. Alan me confirmó que esta semana voy a trabajar todos los días a la mañana y mediodía, en la hora pico, así que puedo ir a todas las clases. Uno de los chicos, creo que es polaco y no recuerdo su nombre, me llevó hasta la esquina de la casa, le queda de paso.
Estaba muerto, apenas alcancé a lavarme los dientes y me acosté.


Dublín 01/12 – martes – la alergia me persigue

Esta semana me toca limpiar la casa. Desayuné y me propuse limpiar la cocina y las paredes del baño, pero me llamó Phil para que vaya más temprano al bar para que lo ayude con un trabajo en el sótano. Limpié rápido la cocina y salí.
Las últimas dos noches me volvió la alergia. Sólo estar en la habitación me ponía los ojos llorosos, los oídos me picaban y tenía mocos, los síntomas normales, en mí, de la reacción al polvo. Caminar hasta el bar con el fresco me alivió bastante, pero me mandaron para abajo a ordenar en bultos fáciles de transportar un pilón enorme de basura. Era un rincón en el que tiraban indistintamente madera, plástico, mesas viejas, cables, cajas y demás desechos. Todo eso acumulado por meses generó una linda capa de polvo que me encargué de remover, barrer y meter en un balde. También llegó un cargamento de cerveza y me enseñó a recibirlo. Cuando terminé y entré a la cocina Gary me había preparado un café. Pocas  veces he apreciado uno más que hoy. Me sacudí la ropa, me puse el delantal y dejé que el calor de la cocina me caliente el cuerpo y me cure la alergia. Siempre funciona. Cuando la cosa se puso peluda, tampoco tanto, es martes y sigue tranquilo, me olvidé y ya no me lloraban los ojos. A las 3 llegó Giovana y me fui.
Llegué a la casa temprano, me relajé viendo videos en la compu y antes de que llegue gente limpié las paredes del baño y el microondas. Me queda el pasillo, la heladera, el piso del baño y aspirar la alfombra de la sala.
A las 7 fui al Dojo, tercera clase de Jujitsu. Paul, el instructor que nos tocó hoy, nos hizo hacer la lección 2, como derribar al oponente estando ambos de pie y bloqueos de golpes circulares a la cabeza.
En casa me hice un pan con queso y me lo comí en la pieza. A dormir temprano.


Dublín 2/12 – miércoles – ingenuidad

La mañana como siempre, sin novedades. Al trabajo a las 11:30. Día tranquilo, un poco más de gente que ayer, pero nada estresante. Estaba esperando que llegue Giovana para irme pero se tardó. A las 4:30 me dijeron que podía ir. Estaba casi todo limpio y no había clientes.
Caminé hasta Pennys, la versión irlandesa de Primark, y compré tres remeras de manga larga negras. Las que estaba usando todos los días ya olían demasiado mal. Ya que estaba cerca y tenía tiempo fui al restaurante japonés Yamamori Sushi, donde Tomo me recomendó ir para intercambio de idioma. En el camino se me acercó un chico y caminó a mi lado contándome su problema. La historia fue así: hace poco llegó de Sudáfrica, estaba durmiendo en un hostel barato y a la noche le robaron la billetera con documentos, plata y el celular. Fue a su consulado, Sudáfrica, donde lo contactaron con la policía para que le faciliten un albergue temporal. Mañana le llega la tarjeta de crédito y vuelve a tener plata, pero esta noche no quiere dormir en el albergue por miedo a que le vuelvan a robar, todavía tiene su I-pad. Me pidió prestados 24 euros para pasar la noche en un hostel seguro. Mañana me los devuelve en efectivo o por paypal. En el momento decidí confiar en él. Esta vez la plata que tengo encima es toda mía, nada es prestado. Pero no tenía cambio. Entré a Yamamori y pregunté por las reuniones de conversación en japonés, son todos los miércoles de 6:30 a 8 o 9, también pedí cambio pero no tenían. El chico se llama Shawn, caminamos hasta un supermercado, compramos un helado de oreo y conseguí cambio. Le presté 30 euros, le dejé mi número de teléfono y él su email, ya que ya no tiene número.
Volviendo a la casa le di muchas vueltas al asunto y noté que no comprobé nada a tiempo. En el momento pude haberle mandado un mail con él presente a ver qué pasa, si me rebota la casilla o llega bien, podría haberme ofrecido a acompañarlo al hostel para pagar en persona y de paso asegurarme que no me estuviera estafando. Mandé el mail y la casilla me lo rebotó. Intenté dejar eso de lado y volví a la casa.
Hay un mendigo cerca del bar al que una vez le di pan y quedó muy agradecido, pasé por al lado de él dos veces más y siempre me volvió a agradecer el gesto. Encontré a otro esta noche y me agaché para sacar más pan de la mochila, pero se me puso a hablar y a contarme toda su historia, me pidió que le dé 23 euros para ir a un refugio donde les dan cama, comida, ropa y ducha por una semana. Yo ya estaba descreído después de lo de Shawn, que acababa de pasar. El mail rebotado era una señal de que me había engañado. A este hombre que se me había puesto a hablar la mayoría lo ignoraba, como suele pasar, y los que le dejan una moneda el agradece y siguen su camino, pero me eligió a mí. Se me nota que me cuesta decir ‘no’? Además me acordaba del hombre que me acompañó unas cuadras mientras iba al Spire a encontrarme con los chicos el domingo a la madrugada. Me dijo que pidiendo en la calle se gana mucha plata. Claro que no tengo ninguna aprueba de nada y son todas conjeturas. Pero me lo creí. Finalmente a este hombre le dejé el pan y algunos euros y me fui, no me dejaba irme, me seguía hablando.

En la casa preparé la mochila y me fui a entrenar. Eso siempre me hace bien y me ayuda a olvidarme por un rato de los malos tragos. Pero en el camino al Dojo le seguí dando vueltas al asunto. A veces confío y otras no. No tengo una idea definida sobre los mendigos, nunca sé quienes actúan y quienes realmente necesitan ayuda. En las ciudades grandes hay muchos y al ver que puedo clasificar sus métodos siento que son una red organizada y me generan desconfianza. Generalmente no les doy nada y sigo de largo, pero siempre los veo y al momento de pasarles por al lado me siento incómodo. Tengo la necesidad de mirarlos a los ojos, pero cuando lo hago suelen empezar a hablarme y no me gusta dejar a la gente hablando sola, tampoco me sale terminar las conversaciones y entonces me enganchan.
A veces pienso que no les puedo dar monedas a todos los que me encuentro porque no tengo tantas. Después pienso que si lo hiciera me quedaría con muy poca plata y eso seguiría siendo mucho más que lo que ellos tienen, o aparentan tener. Si les doy plata es porque creo que lo que veo o porque me sentí incómodo al no darle nada. Es una situación molesta para mí. Al analizarla me siento egoísta, que las razones que se me ocurren son excusas para no soltar plata, que atesoro el efectivo más de lo que vale. Me siento confianzudo y fácil de engañar, porque muchas veces es más fácil dejarse engañar que decirle que no a una persona que podría estar pidiendo ayuda sinceramente.

Volviendo al día de hoy: clase de Ray. Hicimos koshinage y me salió. Estaba muy contento, el viernes a las 5 lo seguimos practicando.
Otra vez nos quedamos charlando en la sala hasta tarde. Los Vinicus, Tomo y yo.


No creo que me ayude, pero puede que invite a reflexionar:
¿Cómo reaccionan ustedes frente a los mendigos que se cruzan en la calle?
¿Reaccionan distinto si están diferentes ciudades?
¿La opinión que tienen respecto a ellos y la que predican coinciden con su accionar?

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