Vivir no es sólo existir

Hola todos, gracias por leerme y así acompañarme en este viaje. Cuando me fui por primera vez lo pensé como un 'voy y vuelvo'. Algo finito, aunque largo. Hoy veo que estoy viviendo esto y después estaré viviendo otra cosa. Viajo para conocer lugares, costumbres, horarios, comidas, ritmos, gente, calles, Dojos, maestros, compañeros, trenes, redes de metros, culturas.
Hoy el objetivo del viaje, si bien tengo un plan sobre el que improviso, es viajar. Si es posible trabajar en distintas ciudades para, 1) financiar el viaje y 2) entrar bien en el ritmo local, no ser sólo un turista más.
Este texto lo voy a expandir en la entrada 'Inicios y Motivaciones'

lunes, 9 de mayo de 2016

124-Dublín 118~120/abr - reflexionando sobre el Aikido



Dublín 18,19,20/03 – el estudio del Aikido

Lunes 18: Casa
Y así volví a Irlanda
Arriba a las 5:10, me despabilé, les dejé una notita de agradecimiento en la cocina y me fui. En el camino me comí un paquete de galletitas. Caminé hasta la estación Temple Meads, me tomé el micro A1 al aeropuerto, ya tenía pago el pasaje de vuelta. Llegué con media hora de sobra. Este aeropuerto es chico, no me tomó mucho llegar a la puerta. Entré al vip un ratito para un segundo desayuno. En el avión escribí el resumen de mis días en Bristol, dormí un poco, cambié el chip ora vez a Post Mobile, y llegué a Dublín. Me tomé el micro 16 y camino a casa pasé por Tesco a comprar leche, chocolate, banana y una pizza. En la cocina estaba Vinícius. Charlamos un rato mientras me tomé un tazón de cereales. Me puse a escribir y volví a calentar la pizza, almorzamos y volví a la pieza. Gary me dijo que vaya directamente mañana al bar, hoy no trabajo. Estuve todo el día en la cama poniéndome al día. Cuando se hizo la hora me puse el pantalón del keikogi y me acordé de cómo me vestía en España. Me lo puse sin calzón, arriba el pantalón negro impermeable y el resto del keikogi en la mochila. Me sentí muy libre y cómodo. Recuerdo una charla que tuve allá, no voy a revelar con quién la tuve ni en qué curso para mantener el anonimato. Pero si me están leyendo se van a reír. En hombu (Tokio) es costumbre ponerse el pantalón del keikogi sin calzón, o sea usándolo de calzón y el pantalón sería la hakama (el pantalón ancho y negro con tablas que parece una pollera larga). En muchos Dojos eso no se hace, o ni si quiera se considera la posibilidad. En la AETAIKI está el debate. Algunos lo hacen, otros no. Yo empecé a hacerlo y se siente uno más libre. La cosa es que empezó la clase de Colin (volvió de sus vacaciones) y la disfruté mucho, en parte por eso del pantalón y en parte porque había estado 3 días pensando sólo en Aikido, lo que me predispone distinto. No hubo trabajo libre al final como suele pasar en sus clases. Terminamos y nos fuimos. En la casa me preparé otro tazón de cereales y vi el primer capítulo de un animé  nuevo, el 39 de Dragon Ball Super y el 18 de la temporada 7 de Vamire Diaries. Ya falta poco para Game of Thrones!!! A dormir.


Martes 19: Sabático
Toda la mañana escribiendo hasta que me puse al día. Desayuno porridge completo pero sin tostadas. Nos mensajeamos con Gary, nos vamos a extrañar. Me dio hambre y fui a Tesco a comprar el almuerzo. Inspirado por Stephanie compré udon, salsa de tomate y champiñones, cometí nuevamente el error de comprar Nutella. En la casa ya me quedaba poco tiempo, no quise cocinar y quería seguir escribiendo y armando el cronograma de Japón. Me senté con el Nutella y un té verde. A las 2:40 me fui directamente a la comiquería The Forbidden Kingdom. Me habían llamado el viernes para avisarme que ya estaba mi encargo. Compré Nimona, una novela gráfica que leímos con Martín en Internet. Ahora que está en papel la bajaron de la red. Fui al bar y ahí estaba Isabela, mañana es su último día me dijo. En la cocina no había nadie, como en el bar. Me cambié y me puse a limpiar. Aparecieron los chicos, Ismael se fue a hablar con Phil y Gary me preparó un shepard’s pie, es un pastel de carne que por alguna razón le dicen tarta. Muy rico le salió. Ismael se fue y me mandaron a comprar cosas. Entre ellas, y extraoficiales, bananas y galletitas. Bajo la supervisión de Phil, Gary cocinó un postre que quedó muy bueno. Me lo comí en el sótano mientras ordenaba todo. Creí que me quedaría hasta tarde, pero me mandaron a casa a las 7. Sólo 3 horas de trabajo hoy. Hablando de mis horas, parece que no voy a tener muchas. A fin de mes quieren darle 4 días libres seguidos a Gary y entre Ismael y yo nos las ingeniaremos. Ahí nomás me voy y se quedan ellos encargados del show.
El postre de Gary y Phil
Me fui caminando despacio escuchando música. Hoy tiene que ir un canadiense por Couchsurfing a la casa. Avisé por el grupo que estaba en camino, Vinny ya estaba ahí, así que podía recibirlo. Fui por un camino largo. Llegué pero no había señales ni del surfer ni de Vinícius. Me puse a escribir, chatear, hablar por WhatsApp y a rellenar el cronograma de Japón. Cené una porción de lasaña que me llevé hoy del bar. Compartimos mesa con los Vinnies. Volví a la pieza y al ratito llegó el canadiense. Lo fui a saludar, resulta que es belga, de Bruselas. Tiene 18 años, ni bien terminó la secundaria salió de viaje. Llegó hoy de Canadá. Habla francés e inglés. Mañana se va a trabajar dos semanas a una granja en el condado de Cork al sureste de Irlanda. Charlamos un rato él, Vinícius y yo. Me fui a dormir a la una.


Miércoles 20: ahora
Arriba a las 8:20. Preparé mi porridge y me quedé en el living charlando con Iris, el belga que está de año sabático volviendo a casa. Los Vinnies desayunaron con nosotros también. Fue una linda mañana. Esta vez comí dos tostadas con manteca, me traje panes del bar. A nuestro invitado se le caían los pantalones, así que le regalé uno de mis cinturones. Estuvimos un rato viendo el mapa porque va a ir a dedo hasta su nueva casa. Está bastante lejos. Tiene que pararse en la ruta N7, después tomar la M7 y de ahí elegir si va por Limerick o por Cork. La segunda opción es mejor porque gran parte del trayecto es sobre la M8 lo que disminuye la posibilidad de desvíos. Le di una caja de cartón, la abrió y le escribió con mi fibrón negro las ciudades a las que quiere ir. Para hacer dedo. Se fue a las 10:30.
Volví a la cama a escribir y planear. Hoy no trabajo a menos que me avisen, que no creo. Leí Nimona completo de un tirón, almorcé uno de los udon y volví a la compu. Tres horas antes de ir al Dojo entré la valija y la preparé junto con la mochila azul como si me fuera hoy mismo a Japón. Entró todo lo que tenía que entrar, me quedó la mochila negra vacía y quedó claro lo que tengo que tirar, y vender o regalar. Volví a acomodar lo que voy a usar estos últimos 13 días, me puse el pantalón del keikogi y el impermeable negro, el resto de la ropa de práctica en la mochila y salí para el Dojo.
Antes de empezar la clase y en el camino también, sentía escalofríos y pequeños temblores combinados con un muy ligero malestar estomacal. Nada que me impida hacer mis cosas. Primero se lo atribuí a haber estado todo el día sentado o recostado tomando infusiones y comiendo harinas. Es la razón por la que más me inclino. Pero también pensé en otra. Hace muchos años mi Sensei de Karate, Ariel, nos dio una charla sobre entrenamiento en su casa para la cual dispuso de parte de la clase regular. Lo que me quedó de esa noche fue que cuando entrenamos regularmente nuestro cuerpo se acostumbra y se prepara. Si trabajamos fuertemente loa abdominales los lunes, los brazos los miércoles y las piernas los viernes, el cuerpo va a hacer los preparativos necesarios para afrontar esos desafíos el día anterior. Si le  damos ese desafío se preparará mejor para la semana próxima, si no se lo damos tendremos un exceso de energía que, como el brazo del tenista que se lesiona cuando le erra a la pelota, nos puede perjudicar, pero no tan grave. Aún así, lo que sentí hoy se lo atribuyo a las galletitas.

Clase de Ray, volvimos al tema del miércoles pasado. Aflojar con presencia, aceptar sin resistencia, no hacer, estar. Esto me pareció interesante. Una vez que iniciamos una conexión con el compañero y recibimos lo que nos da, en este caso un empujón, habremos creado una relación. Si en esta relación intentamos hacer unilateralmente algo que tenemos en la cabeza, como una técnica que conocemos o guiarlo hacia un punto específico porque creemos que es lo lógico, estaremos rompiendo esa relación, surgirá el forcejeo y se perderá el Aikido. Por eso Sensei Ray dijo no hagan, estén. Si nos limitamos a sentir hacia donde quiere ir el otro, el desenlace natural se ve con claridad, seguir ese desenlace es la esencia del Aikido. Una imagen que ayuda a estudiar esto es nuestra posición temporal. El contacto inicial quedó en el pasado, no nos sirve más una vez que estamos desarrollando la técnica, el abanico de posibles resoluciones que nos vienen a la mente por haberlas entrenado antes, o haberlas visto en un video, o incluso la que Sensei acaba de pedirnos que hagamos, son parte del mundo imaginario del futuro al que no tenemos acceso. Por eso todo lo que tenemos es esa fracción de segundo fugaz en la que sentimos lo que está pasando y rápidamente se acaba y viene la siguiente fracción de segundo. Nuestro rol en el Dojo, donde estudiamos Aikido, es aprender a vivir y respirar en cada uno de esos momentos.
Linda clase, terminamos con armas. Lo básico siempre nos enseña, no hay que olvidarse de eso.
Otra cosa, haber vuelto a practicar el Aikido de Igarashi Sensei después de 4 meses en el Dojo de Ray con su perspectiva, me ayudó a ver los conceptos del primero más claros. Pude entender más cosas. Volví a preguntarme qué será mejor para mí. Entrenar toda una vida el mismo estilo y creciendo bestialmente dentro de este como Tomás Sánchez, o entrenar tantos enfoques como sea posible? Claro que la pregunta no es tan simple y la respuesta es extensa, pero eso para otro blog…

Me estaba yendo y Ray me dijo que antes de mi vuelo nos tomemos algo en un bar. El sábado arreglamos. Se me acerca la fecha de mi despedida y se me acumulan las salidas y comidas. La semana que viene cenaré con Gary, y algo tendremos que hacer con los chicos en la casa.
No me duché. Estuve muy tranquilo estos días, no transpiré ni una gota y no me llené de olor a cocina ni de grasa de la freidora. Cené arroz con papa, cebolla y tomate. Un tecito y a dormir.

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