Vivir no es sólo existir

Hola todos, gracias por leerme y así acompañarme en este viaje. Cuando me fui por primera vez lo pensé como un 'voy y vuelvo'. Algo finito, aunque largo. Hoy veo que estoy viviendo esto y después estaré viviendo otra cosa. Viajo para conocer lugares, costumbres, horarios, comidas, ritmos, gente, calles, Dojos, maestros, compañeros, trenes, redes de metros, culturas.
Hoy el objetivo del viaje, si bien tengo un plan sobre el que improviso, es viajar. Si es posible trabajar en distintas ciudades para, 1) financiar el viaje y 2) entrar bien en el ritmo local, no ser sólo un turista más.
Este texto lo voy a expandir en la entrada 'Inicios y Motivaciones'

lunes, 19 de octubre de 2015

048-Zelenograd 11~12/oct - Hay que saber comprar



Zelenograd 11/10 – domingo – De compras

Eran las 10:30am y estaba en Moscú y sin planes. Apunté a un shopping y busqué donde comprar mi ropa de invierno, no me convencían las casas de marca, la mayoría eran de estilo, ropa linda, vistosa y cara. Encontré una deportiva, esta es la mía. De todo había, en sector de eki compré la ropa térmica, la campera y un cuello, en la de running los guantes, en la de montañismo los borsegos y las medias, y en la caja una barrita de cereal. Me cambié el calzado, y me saqué el buzo y la campera de cuero para reemplazarlos por la campera nueva. Salí a la calle y, salvo por el viento que entraba por debajo no sentía frío, funciona. Pero ya me estaba arrepintiendo por no haber llevado la otra, que era más cara, pero aguantaba más frío y tenía para cubrirse del chicflete, elegí la barata. También me empecé a arrepentir de no haber llevado los guantes de la sección de ski, ya que los de running dejan pasar algo de frío, y si lo sentía en octubre, en diciembre va a ser casi como no tenerlos. No hice más paseos, si bien el día estaba lindo, yo estaba cargado con una bolsa grande. Volví directo a Zelenograd. A Oxana le gustó mi compra, eso me animó, pero era cuestión de volver a salir para recordarlo. Pasamos una tarde tranquila con nuestra rutina. Daniil en la compu y con los libros de física y biología y yo con el diario y anime. Llegó Sergey de España. Charlamos un poco de su viaje pero más que nada del mío. El viaja tanto que no le entusiasma moverse. Mañana va a Moscú en auto y me lleva. Mi último día de paseo.
Nos acostamos a la una de la mañana.


Zelenograd 12/10 – lunes – Dolor de pies

Universidad Estatal de Rusia
Daniil está sintiendo el rigor universitario. Se está encontrando con temas que no entiende y con exámenes que no puede aprobar tan fácil. Siempre fue excelso en todo lo que se propuso, ahora encontró un reto. Salimos los 3 juntos en el auto, lo dejamos a Daniil en la facultad y nos dirigimos a Moscú. En el camino me di cuenta que no tenía con migo el ticket de la casa deportiva para cambiar la ropa, no tenía muchas expectativas de lograrlo, pero lo quería intentar. También estaba pensando en ese par de zapatillas negras más cómodas que los borsegos, aunque menos impermeables, que no compré ayer. Sergey me dejó en un metro. De ahí fui a la Universidad estatal de Rusia que prometía un gran edificio, y lo era. La vista desde el parque en frente es imponente, como ya me están acostumbrando estos rusos con sus edificaciones y monumentos. Quise entrar, pero no está abierta al público turista. 

The Moscow City
Volví al metro y fui a mi otro destino, The Moscow City Business Centre, donde están los 3 edificios más altos de Europa y 4 más dentro de los primeros 10. Quise subir pero sólo se puede en uno de ellos y a partir de las 6 de la tarde, hoy tenía la última clase con Mihail, así que lo tuve que dejar pasar. Di por terminado el turismo y me decidí por encontrar una casa de deportes para comprar zapatillas, los borsegos me estaban matando. Pasaron de incómodos a dolorosos. Busqué con el gps del I-phone un shopping, me mandó a una calle con varios locales de marca, no me servía busqué por tiendas de deporte, me mandó a unas direcciones raras, cuando llegué parecían edificios de departamentos baratos. El número y la calle coincidían, pero no había ninguna señal de comercio. Busqué por centro comercial, me indicó los más cercanos de vuelta en The Moscow City. Volví, a cada paso dolían más los pies, a tal punto que tensaba la cara del dolor. Los focos eran las puntas de los dedos y la parte alta del empeine. También sentía como se empezaba a modificar mi pisada y eso afectaba a mis tobillos y rodillas. Cuando finalmente entré al centro comercial me sentí feliz, empecé a imaginarme el alivio de sacarme la tortura y calzarme zapatillas deportivas o de trecking. Encontré una casa Adidas, una New Balance, una Reebook, pero no una deportiva general, los precios de estas eran muy altos. Busqué en el mapa de tiendas y pregunté en informes, no hay de las que busco en ese shopping. Entré a un café, pedí un capuchino y me senté en el fondo para sacarme esas cosas por un rato. Con el wifi busqué más tiendas. Había dos prometedoras más o menos cerca, Alpindustria y Dekatlon. La segunda estaba muy lejos y no me quedaba tiempo para ir, comprar y volver antes de las 7. Fui a la primera, el dolor y la incomodidad, sumados a la modificación para peor de la pisada ya me hacían cojear. Me tomó casi media hora llegar para encontrar un galpón cerrado sin número. Asumí que el gps me mandó a un almacén distribuidor o algo parecido. No había tiempo para seguir. Fui al metro y me bajé donde recordaba que estaba la estación, me equivoqué y bajé en la que ayer a la mañana llegué de San Petersburgo. No encontraba por ningún lado las máquinas para los boletos. Le pregunté a un taxi cuánto hasta Zelenograd, me dijo 3.000 rublos, no señor, eso es mucho, pero por 500 me llevó a Leningradsky, esa sí a la que tenía que ir. En el camino revisé el gps a ver por dónde iba y resulta que estaba a una parada de metro, que me costaba 100 rublos y no sufría el tránsito. Corrí a la boletería y compré el express. Llegué en buen tiempo, pero el tren estaba programado para salir a las 7:45. Ni bien me senté me saqué los borsegos asesinos y me masajee los pies. Viajé descalzo. El tren me dejó en Kryukobo a las 8:10. Con el dolor y la cojera tardé 20 minutos en llegar a lo de Daniil. El pibe estaba reventándose la cabeza con un problema de química. Cené con Sergey y me fui al Dojo. No a entrenar, era muy tarde, pero a despedirme de Mihail y a darle un regalo. Le di el té inglés que había comprado para Hiroaki. Ya le conseguiré otra cosa. Muy agradecidos ambos, nos sacamos una foto y me invitó a festejar los 70 años de Igarashi en el mismo día de su cumpleaños, el 23 de marzo, aquí mismo, en Zelenograd. Es una oferta muy tentadora. Voy  hacer lo posible por estar. El traductor y yo cruzamos algunas palabras y me fui. Esta vez en micro, los chicos seguían practicando después de la clase. No sé si la exhibición de mayo o un examen.
Mihail Sensei, yo

Daniil se había cambiado a modo jugador. Esta fue nuestra última noche, charlamos un poco más de lo normal y nos acostamos a las 12.

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