Dublín 25,26/12 – Navidad y el tío
Navidad! Llegó
el 25 de diciembre. Al menos para mí fue un balance entre el ermitaño que no
puede dejar de ver la maldita serie y compartir comidas con amigos. Desayuno
con Vinny, 3 capítulos, almuerzo los tres juntos. Acá estuvo bueno, dos horas
de charlar y comer rico, una lasaña de carne exquisita preparada por mi
compañero de cuarto y de postre más de lo de anoche, sólo que esta vez le
agregamos las nueces que había pelado Tomo y que yo había cubierto de chocolate
y mi Ferrero Roger gigante. Qué rico, qué rico. Casi inmediatamente después de
terminar de comer me clavé en la pieza y miré al menos 6 capítulos, en el medio
me hice unas tostadas con Nutella.
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Yo y mi súper Ferrero Roger |
Antes de cenar,
mi tío me confirmó que viene el domingo, le avisé a Gary y este me respondió
que el sábado se va a Kilkenny, así que no nos veremos este finde.
A las 10 de la
noche fui a la cocina y me lo encontré a Tomo, nos dijimos ‘tengo hambre’,
manos a la obra. Vinny ya había comido, puse la sopa en una cacerola a hervir y
le metimos 8 brócolis congelados de Tomo, mientras esperábamos le entramos a más
de las papas fritas al microondas, cuando estuvo tomamos la sopa con pan negro.
Todavía había hambre, así que recalentamos los pedacitos de lasaña que sobraron
del mediodía. De postre seguimos con lo mismo, yo liquidé las nueces, sobró un
poco de natillas, algunos arándanos azucarados y algunas frutas.
De vuelta en
la cueva y a Vampire Diaries. Era viernes a la noche, sábado y domingo sin
trabajar, nada me impedía desvelarme. Vi la serie hasta las 3am.
En el día
después de Navidad estreché aún más mi relación con el disco rígido externo,
donde tengo todos los capítulos de la serie, parece que estoy poseído por estos
malditos vampiros y sus dramas y tramas sobrenaturales. Mi tío me dijo que nos
veíamos directamente mañana, porque esta noche llega tarde, yo le dije que
hacía dos días que no salía de la cama y que lo iba a buscar. Como me estaba
achanchando decidí caminar hasta el aeropuerto. Después de 8 o 10 capítulos (y
ya casi terminando la temporada 2), salí de la casa a las 9:30. El gps calculó
1 hora y 45 minutos, pero yo me desvié un poco y paré a comprar galles, me dio
hambre, y terminé tardando poco más de dos horas. Llegué con tiempo de sobra,
me conecté al Wi-fi del aeropuerto y mi tío me advirtió por WhatsApp que tenía
hambre, si tendrá suerte el turro, que el único local de comida abierto a esa
hora tenía sánguches en baguettes y le quedaba el último de salmón ahumado.
Llegó el tío! Abrazos
en el aeropuerto. Esperando el micro que nos llevaría a Trinity College
hablamos de mi trabajo, de su viaje a Costa Rica con Pedro y Fermín, de su
próximo trabajo en Argentina empezando en una semana, en el micro hablamos un
poco de mis planes cambiantes y de lo bueno que estuvo el sánguche.
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Con el tío y su sánguche |
Para variar,
tenía mal marcada la dirección del gps y terminamos en la calle correcta pero
en cualquier altura. Un error, como suele pasarme, con suerte, metiéndonos en
callejones antiguos con calles de piedra, que al tío le encantan, nos topamos
con el emblemático Temple Bar. El guardia de seguridad acababa de negarle la
entrada a una parejita no sé bien por qué, pero a nosotros nos dejó pasar, a
pesar de tener ambos mochilas. En la entrada hay una escultura de James Joyce,
parece que es el héroe de literatura local, también tiene una escultura de
bronce al lado del Spire. Este bar es similar The Brazen Head, el que clama ser
el más antiguo de Irlanda. Múltiples salones, cada uno decorado de una manera
distinta y muy pintoresca. En uno de ellos había una banda que se le notaban
las pintas que se habían tomado tocando The Beatles. En una de las barras le
pedimos al barman que nos saque una foto y nos mandó detrás de la barra, muy
buena onda. La primera impresión de mi tío quedó genial, y mejoró cuando probó
la Guinness.
Después de
deambular un rato llegamos a su hotel, justo al lado de Trinity bar. Nos
despedimos hasta mañana a las 9:00, ya hay un plan para el domingo.
Excelente relato
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