Helsinki
25/09 – viernes – Dani! Yutani! Jenny! Sensei!
Me levante y directo a limpiar el Dojo. Era el único, así que tuve una
mañana tranquila. Pasé un secador plano con dos trozos de papel atrapa polvo
(seguro todo esto tiene su nombre, pero sólo los he visto en Japón, Londres y
acá). Cada 4 pasadas lo roté para usarlos de ambos lados, son descartables.
Desayuné y me alisté para salir. Me llevé los dos keikogis, a ver si los puedo
blanquear un poco. En la puerta me lo encontré al director del Dojo. Tiene cara
de Judo, pero no hablamos de eso. Confió plenamente en Nina y me dio la
bienvenida a su lugar, que tenga un buen campamento.
Salí directo al lavadero más cercano, estaba cerca del mar, pensé en
dejar la ropa lavándose e ir a la costa, pero el lavadero estaba dentro de un
edificio de departamentos o algo residencial y no se podía entrar. Compré unos
snacks en el súper y fui al otro lavadero. Este estaba dentro en un
supermercado, no hay gente que lo atienda y el personal de las cajas no sabe
nada al respecto porque no es su negocio. Encontré un panfleto en inglés. El
lavado me costó 6 euros, el detergente está incluido. Escribí un poco y me tomé
un yogurt. El secado lo hice en tres tandas, quería pagar lo menos posible, lo
menos fueros 5 euros. Me dolió. Volví al Dojo y los colgué para que terminen de
secarse. Les quedaba poco, pero son gruesos.
Me había estado mensajeando con Dani, llega hoy a las 13:30. Le dije que
me escriba antes de tomarse el micro. Estaba particularmente cansado y el lugar
estaba vacío. Me tiré en el piso del vestuario y me quedé dormido. Un ruido de
puerta fuerte me despertó del sueño ligero. Creí que había llegado alguien del
Dojo. Subí a ver quién era y no vi a nadie. Por la ventana lo veo pasar a Dani.
No se había conectado al Wifi del aeropuerto. Le abrí y nos abrazamos. Un
reencuentro y se me vienen montones de memorias de Madrid y alrededores con la
AETAIKI. Le mostré el lugar, acomodó sus cosas rápido y nos fuimos a comer
algo. El compromiso es estar en el Dojo entre las 4:30pm y las 5:30pm para
encontrarnos con Nina.
Buscamos por los alrededores y encontramos varios restaurantes
nepaleses. Entramos a uno. La comida, la cara de los dueños y su acento inglés
es el mismo que el de los indios, turcos y árabes que están por toda Europa;
pero el restaurante y la pulcritud son superiores acá que en otros lados. La
comida rica. Invitó Dani, a mí me toca la cena. Hablamos de Waka Sensei, de
Igarashi Sensei, de Tomás, Roberto y David, del Aikido en España, del polo
(chomba) que me regaló Javi ¡Gracias Javi!, de viajes, de idiomas, de cómo es
la gente acá y allá, de de todo. Nos pusimos al día.
Volvimos caminando al Dojo y Nina ya estaba ahí, al igual que ayer, no
había nadie más, ninguno de los 18 que iban a estar. Le pregunté donde cambiar
dinero, encontré una casa cerca del metro. Pasamos por ahí antes de bajar. En
la puerta dice que cambian y transfieren y que están abiertos, entré y detrás
de la puerta de vidrio cerrada se ve un mostrador que también dice que cambian
dinero y que está abierto, pero el empleado detrás de este no me dejó pasar, le
mostré mis libras y le indiqué que las quería cambiar y aún así me dijo que no
y que me vaya. No sé qué pasa. No llegaba a pagar todo el seminario con lo que
cambié en el aeropuerto, así que Dani me prestó unos euros a devolverle cuando
consiga cambiar.
Bajamos al metro y llegamos al seminario sin problemas.
En la cola para pagar la inscripción los encontré a Mihail e Ivan, los
Senseis de Rusia que conocí en Japón. También estaba Nina al lado de la mesa.
Dejamos nuestras Yudanshas (pasaportes japoneses de Aikido) y fuimos a los
vestuarios. Ya en el tatami le pedimos a un grupo de finlandeses que nos saque
una foto con el kamiza (el altar con la foto de O’Sensei). Lo vi aparecer a
Masaru Yutani, el japonés alto que me enseñó a caer en el Dojo de Igarashi.
Kaoru, su esposa, estaba por llegar, se estaba cambiando. En el seiza me la
encuentro. Kaoru-san!
[Clase 1/5: Como en Telford, Waka Sensei marcó la importancia del Irimi,
tenkan. Esta vez los idiomas fueron japonés y finlandés. Practiqué con gran
cantidad de locales, algunos rusos, otros suecos, Masaru y Dani. Fue
interesante sentir a los finlandeses. Lo vi a Igarashi Sensei, estaba en la
esquina al frente a la izquierda. No dictó las clases, pero participó de las de
Ueshiba Sensei. Me fui acercando de a poco hasta que al final llegué a al lado
justo para el momento del saho kokyuho, el final de la clase. Él estaba
practicando con Jenny, ahí nos vimos por primera vez con ella, fue la encargada
de responder los mails del seminario y de la organización general, Igarashi
Sensei nos presentó. Seguimos con la técnica y apareció Waka Sensei, se puso al
lado de Igarashi y, señalándome dijo ‘Aruzenchinjin’
(argentino). Ya sabe quién soy, esto me va ayudar mucho para mi futuro en
el Aikido internacional. Me gusta ver como no importa el rango que tengas, el
respeto y el reconocimiento hacia los demás siempre está presente. Lo noté en
la mayoría de los aikidokas, pero más fuertemente en japoneses y finlandeses.]
Terminada la clase nos fuimos a las duchas y de vuelta al barrio del
Dojo. Cenamos en uno de los pocos lugares con la cocina abierta pasadas las
10pm. Otro restaurante nepalés. Esta vez pagué yo. Estuvo rico. Quisimos
comprar un postre pero no había heladerías abiertas o kioscos a la vista. Nos
fuimos comiendo dulces de regaliz que compramos en el seminario. Están ricos,
pero queríamos más dulzor.
Tiramos una de las colchonetas gruesas de Judo y la usamos de cama
doble. Cada uno en su bolsa de dormir gracias a que Nina me dejó una para mí.
Esta noche no fuimos los únicos durmiendo en el tatami. De los rusos ninguno
apareció, y de los finlandeses que habían reservado acá sólo vinieron 6, y un
egipcio, o el egipcio debería decir, sólo él estaba de su país, como nosotros
dos.
Mañana toca un día movido así que a descansar bien.
Helsinki
26/09 – sábado – Clases, cena y nuevas amistades
Arriba a las 8. Mientras Dani limpiaba el tatami yo fui al Alepa de la
esquina a comprar el desayuno. Nos tomamos un café con galletitas y croissants.
Preparamos nuestras mochilas y nos fuimos al seminario. Salimos últimos del
Dojo, todos los demás se nos adelantaron. Llegamos 15 minutos antes de la
clase, tiempo suficiente para cambiarnos y estirar un poco. Escuchamos los
aplausos y formamos. Ayer hubo mucha gente, pero hoy había muchísima, entre 170
y 190 personas por clase. Y entre los practicantes había varios 5tos y 6tos
danes y algunos shihanes que si te tocaban te daban vuelta.
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Preparándonos para la clase |
Un descanso corto entre clases. Teemu, el vocero del seminario, dijo que
todos los que vayamos a participar de la exhibición lo veamos en una de las
esquinas del tatami. Primero explicó todo en finlandés, después en inglés. El
orden va a ser primero los Dojos locales y cierra Oyama Sensei, la segunda
tanda la abre la delegación japonesa y después los representantes de Argentina
(yo), Rusia (Mihail y su grupo), Egipto (Mohamed), España (Dani), luego los
Shihanes y cierra Waka Sensei.
Dani y yo vamos a estar solos en el tatami representando a nuestro
país!!! Con esta información en mesa se nos acercó un finlandés con cara de
felicidad, la cara colorada y una barba blanca que se la enmarca. Nunca dejó de
sonreír, me resulta familiar pero no sé de dónde. Nos deseó suerte en la
exhibición.
[Clase 3/5: Waka Sensei. Continuamos con el kihon, remarcando la
mayúscula importancia de hacer las posturas completas, no quedarse en el camino
en los tenkan, bajar cuando hay que bajar, no dejar de moverse y no descuidar
las formas. En todas las clases pude hacer que me saque de uke, en algunas se
formaba el círculo, yo estaba en él y cuando buscaba con la vista quién sigue
yo
salté varias veces. Otras dos o tres veces empezó el círculo con migo (es costumbre en los seminarios grandes como este que cuando Sensei saca a alguien de uke se hace un círculo alrededor para darle espacio, para volver a ver la técnica y para tener la oportunidad de ser uke). Cuando él te elije se te acerca casi al trote con una sonrisa y te lleva adonde quiere. Es muy bueno.]
salté varias veces. Otras dos o tres veces empezó el círculo con migo (es costumbre en los seminarios grandes como este que cuando Sensei saca a alguien de uke se hace un círculo alrededor para darle espacio, para volver a ver la técnica y para tener la oportunidad de ser uke). Cuando él te elije se te acerca casi al trote con una sonrisa y te lleva adonde quiere. Es muy bueno.]
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El hakamero |
Nos calzamos las hakamas y estábamos listos para la clase.
[Clase 4/5: Waka Sensei, Kokyu nage por acá y por allá. Sigue avanzando
el tema en complejidad, siempre recordando el tenkan y el irimi tenkan, ahora
sumamos la dinámica, en mi caso también practicar caer chiquito, porque con
casi 200 personas en el tatami, caer mae ukemi desde un udekimenage es
peligroso si se es largo. Cada vez que me hago chiquito me acuerdo cuando
Patricio dijo que yo puedo caer en un raviol, me pareció una comparación graciosa,
desde entonces hago un gran esfuerzo en lograrlo, recordando su comentario.]
Terminamos con Aikido por hoy. Rápido a las duchas y al Dojo. Antes
pasamos otra vez por la casa de cambio de ayer y volvió a pasar lo mismo, no
entiendo. Nos cambiamos de ropa a algo más presentable para el evento de esta
noche, colgamos los akidogis y salimos. Tomamos el metro a la estación de
trenes y cambié dinero en Western Union, le devolví a Dani el préstamo, compré
sobres para poner los yenes para Igarashi Sensei y volvimos al metro, directo
al puerto. Hay un edificio bastante alto donde fue la cena del aniversario. La
vi a Jenny, me estaba explicando algunas cosas cuando aparecieron los Sensei.
Pasaron, se ubicaron y Jenny volvió a explicarme. Tengo regalos para Igarashi
Sensei y Waka Sensei y no sé cuándo dárselos. Me recomendó hacerlo durante el
postre, antes de los discursos. Nos dieron unas copas con champagne o sidra sin
alcohol. Nos sentamos al final de una de las mesas, me tocó al lado de mi
traductora, una aikidoka que esta tarde me tradujo algunas de las cosas que
dijo Waka Sensei en la clase. Habló Jenny y pidió un brindis. Kanpai!
Empezó la comida, por orden de mesa nos fuimos levantando a servirnos la
entrada que era un bufet. Tostada de camarón, salmón ahumado, ensalada de
remolacha y otra mixta, papas al pesto y otras hervidas, pescado en salsa, todo
muy rico. Después nos sirvieron la cena, salmón o cordero, Dani y yo pedimos
distinto para probar. En seguida levantaron todo y pusieron la mesa de postres,
que era torta de chocolate y café. Me serví y me preparé para llevarles el
regalo, pero no encontré la oportunidad y empezaron los discursos. Waka Sensei,
el embajador de Japón en Helsinki, Igarashi Sensei, un delegado de Alemania, la
instructora de Iaido del mismo club. El de Igarashi fue el gracioso, contó de
su primer viaje a Finlandia antes de Igarashi Dojos y como lo hicieron meterse
en el sauna durante el viaje.
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Los embajadores latinos |
Los Sensei se fueron y yo me quedé con los regalos, será mañana. Nos
informaron que hay una segunda fiesta, pero decidimos irnos a descansar y
planear un poco la exhibición de mañana. Estuvimos los dos todo el día mensajeándonos
con nuestros compañeros y Senseis pidiendo consejos. A ambos nos dijeron lo
mismo, ‘No le des tantas vueltas, mostrá
lo que sabés hacer.’.
En el metro nos encontramos con el Sensei que dio la clase el jueves en
Meidokan Dojo y con el aikidoka finlandés de cara roja y barba blanca. Cuando
el Sensei se bajó el segundo se nos acercó. Resulta que bajamos en la misma
estación y nos invitó a tomar unas cervezas. En el pub le dije que no tomo
alcohol y no insistió. Charlamos una media hora. Este hombre es Juuka Helminen,
uno de los Shihanes de Finlandia.
Volvimos al Dojo y nos quedamos charlando en el vestuario, planificando
la exhibición. En ese momento hice una pausa para observar la situación, a
veces lo hago.
El 2 de
marzo, hace casi 7 meses, salí de mi casa en Argentina, desde entonces hice un
recorrido express de Europa, viví en Madrid, viví en Londres y estaba en
Helsinki, capital de Finlandia, uno de los países escandinavos. Al norte del
mundo, donde no van los turistas, donde nacieron los mitos de los elfos,
duendes y hadas. Donde varias veces pensé en ir, pero nunca lo planifiqué.
Estaba otra vez muy lejos de casa, sentado en el vestuario de un Dojo de
Aikido, Karate, Judo, Iaido y Tai Chi, planificando una exhibición de Aikido
junto a un amigo que hice en España, para presentarla al día siguiente frente a
Igarashi Sensei y Waka Sensei. Dani me dijo esta tarde que para mí estas cosas
son normales pero para él es nuevo, y me dio una palmada en la espalda. Será
por eso que me detuve a ver lo que estaba haciendo, a apreciar el momento
además de vivirlo. Recordé una frase de una gran canción. ‘La vida es eso que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes’.
Decidimos un esquema en el borrador y nos fuimos a dormir, lo
ensayaremos en la mañana. La última clase es a las 11am, así que tenemos
tiempo.
Excelente relato. Muy bueno lo que estás haciendo y mejor aún que puedas concientizarlo, valorarlo y disfrutarlo en el momento.
ResponderEliminarAbrazo enorme
Gracias!
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