Helsinki 24/09
– jueves – Un nuevo país
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Lagos desde el avión |
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Islas desde el avión |
Me dijeron que es un país bilingüe,
al menos en el aeropuerto todos hablan inglés. Era de esperar. Lo primero que
hice al entrar a Finlandia fue sentarme en un banquito a cambiar el chip del
teléfono. Guardé el inglés y puse el de Vodafone que compré en el metro de Madrid,
lo compré porque la chica me dijo que funcionaba en cualquier país, sólo un
poco más caro, pero que con los 15 euros de saldo que trae por defecto debería
alcanzar para los primeros 15 días. Los datos no funcionan, espero que luego se
activen.
Fui buscar una casa de cambio, al lado había una de turismo. Fui a la
segunda antes. Me indicaron como llegar al Dojo donde voy a dormir, las zonas
para visitar en el centro, me explicaron el sistema de tranvías y autobuses y
sus tarifas, como llegar al parque nacional y me dieron 2 mapas de la ciudad,
uno de las redes de transporte público, un panfleto con las tarifas y una guía
de Helsinki. Compré un pase libre de transporte en la zona 1. En la casa de
cambio compre euros con libras, luego compré 2.000 yenes japoneses con euros,
para llegar a los 9.000 que le debo a Iagarshi Sensei. Me dijo por mail que no
le de la plata del DVD, pero se la voy a ofrecer de todas formas.
Me dirigí a los micros y me subí al equivocado. Tenía que ir al 615 que
me cobraba 5 euros y me dejaba en la puerta del Dojo, en lugar de ese tomé el
expreso al centro que me cobró 6,30 y me dejó en la estación de trenes. De
todas formas tenía que matar el tiempo con algo. Eran las 5:00 cuando llegué al
centro y recién podía entrar al Dojo a las 7:30. Caminé por la zona de la
estación, saqué algunas fotos. Es una ciudad rara. Es distinta de otras. No
termino de ver si es moderna con edificios viejos o vieja con teléfonos móviles
y wi-fi. No sé como describirla, es linda. La gente es de una etnia a la que no
estoy acostumbrado. Ellos son rubios de ojos celestes, altos y atléticos. Ellas
lo mismo, con el pelo bien cuidado, piel tersa y suave (se ve suave). Todos
bien vestidos. Todavía no fui a los edificios históricos, que me los
recomendaron mucho. Tengo un plan que armé en la oficina de turismo. Veré
cuánto llego a hacer.
Me detuve frente a un McDonald’s a robarle un poco de Wi-fi. Me
comuniqué con Dani. Llega mañana de España. Tengo ganas de volver a verlo y de
hablar en español, ganas de turistear acompañado.
Caminé hasta donde creí estaba la parada del tranvía 7b, era un calle
más adelante. Estuve todo el viaje sentado casi sobre mi valija comparando en
cada parada el nombre en la pantalla y el del mapa de redes. Esta es una costumbre
que tengo en todos los transportes urbanos nuevos, pero en este caso no me
alcanzó con un golpe de vista para cotejar. Este idioma me desconcierta, además
todo tiene dos nombres, ambos similares. Pero llegué, y sin pasarme. Usé el gps
para llegar al Dojo. Como no tengo Internet no puedo buscar lugares ni trazar
rutas, pero puedo ver el mapa y sus calles, y mi posición se mueve bien. En la
esquina vi algo que me llamó la atención, un bicicletero con 6 bicis apoyadas
sin candado, el mito de que Finlandia es seguro parece que es cierto, la gente
no desconfía.
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Parque frente al Dojo |
Todavía temprano, pude ver que en el Meido Kan Ry entrenan Aikido, Judo
y Karate. Es enorme. Fui a un restaurante y pedí una entrada; tenía hambre y la
carta estaba cara. Me sirvieron agua, me llevaron pan con manteca y finalmente
la comida, bastones de pescado frito en una pasta de salmón rosado ahumado con
aceite de oliva. Rico es poco, qué bueno que estaba. Cuando pagué me regalaron
tres caramelos y me dijo el mozo ‘Welcome
to Finland, it’s a nice country’, resulta que eran bombones de chocolate,
mucho mejor. Todavía era temprano. Fui al súper. Sabía que tenía pava
eléctrica, microondas y heladera. Compré 3 manzanas, un queso y un yogurt,
estaba por comprar una cuchara y justo me acordé de la que compramos en una
tienda de recuerdos de Barcelona con Fermín para comer Nutella. La tenía en la
cartuchera.
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Parque frente al Dojo |
Bien, listo de hacer tiempo. Volví al Dojo, pero esta vez entré. En la
puerta había una chica con hakama y dos hombres vestidos de civil. Ellos eran
de Judo y ella me dijo que no pertenecía al Meido Kan Ry. Le dije que estaba
ahí porque había arreglado con Jenny. Me dijo que no sabía nada, pero que por
el momento deje mis cosas en el subsuelo. Bajé la escalera caracol dejando
atrás las melodías chinas que sonaban de fondo en la clase de Tai Chi. Abajo me
encontré con dos baños, una oficina, dos vestuarios, un mini gimnasio y un tatami
chico, que en ese momento un aikidoka lo estaba usando para practicar su shikko
y su ukemi. En el vestuario otro aikidoka se estaba terminando de duchar antes
de la clase. Él tampoco sabía nada, pero confió, me invitó a la clase. Me
cambié y subí al tatami central. El Sensei es joven, sólo habló en finlandés,
así que le presté mucha atención a sus gestos.
[Taiso, ukemi, kokyunage. Esa fue la clase. Lo especial fue el ukemi,
nos pidió mae, ushiro y yoko, parecía moneda corriente, el yoko no es muy
entrenado, al menos nunca lo había visto como parte normal de la clase, sino
como ejercicio en una ocasión especial. Después de varias técnicas se me acercó
y me corrigió algunas cosas en inglés. Principalmente, lo que estaba pidiendo,
era el timing. Le interesaba que el empujón que usábamos de catalizador para la
técnica lo hagamos desde el hara, y que nage lo desvíe en el momento justo para
generar el desequilibrio.]
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El pasillo del Dojo |
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El tatami del Dojo |
Terminó la clase y había una mujer embarazada sentada en una de las
sillas. Era Nina, la encargada de administrar a los huéspedes del Dojo. Me dio la
llave y me enseñó como cerrar la puerta. Me mostró las instalaciones, me indicó
donde comprar comida y me dijo los horarios de las clases del Dojo, para que
guarde mis cosas donde no molesten. No tenía bolsa de dormir, así que me va a
prestar una mañana, esta noche ya me las arreglaría. Bajé a organizar mis cosas
y cuando volví a subir encontré una funda circular enorme sobre el tatami. La
usé de manta, dormí en el subsuelo con mi buzo de almohada. Ahí está más
calentito que arriba.
Antes de acostarme escribí un poco pero me caía de sueño. No avancé
mucho. A dormir casi a las 12.