Vivir no es sólo existir

Hola todos, gracias por leerme y así acompañarme en este viaje. Cuando me fui por primera vez lo pensé como un 'voy y vuelvo'. Algo finito, aunque largo. Hoy veo que estoy viviendo esto y después estaré viviendo otra cosa. Viajo para conocer lugares, costumbres, horarios, comidas, ritmos, gente, calles, Dojos, maestros, compañeros, trenes, redes de metros, culturas.
Hoy el objetivo del viaje, si bien tengo un plan sobre el que improviso, es viajar. Si es posible trabajar en distintas ciudades para, 1) financiar el viaje y 2) entrar bien en el ritmo local, no ser sólo un turista más.
Este texto lo voy a expandir en la entrada 'Inicios y Motivaciones'

lunes, 28 de septiembre de 2015

039-Helsinki 24/sep - Welcome to Helsinki



Helsinki 24/09 – jueves – Un nuevo país


Lagos desde el avión
Islas desde el avión
 Me dijeron que es un país bilingüe, al menos en el aeropuerto todos hablan inglés. Era de esperar. Lo primero que hice al entrar a Finlandia fue sentarme en un banquito a cambiar el chip del teléfono. Guardé el inglés y puse el de Vodafone que compré en el metro de Madrid, lo compré porque la chica me dijo que funcionaba en cualquier país, sólo un poco más caro, pero que con los 15 euros de saldo que trae por defecto debería alcanzar para los primeros 15 días. Los datos no funcionan, espero que luego se activen.
Fui buscar una casa de cambio, al lado había una de turismo. Fui a la segunda antes. Me indicaron como llegar al Dojo donde voy a dormir, las zonas para visitar en el centro, me explicaron el sistema de tranvías y autobuses y sus tarifas, como llegar al parque nacional y me dieron 2 mapas de la ciudad, uno de las redes de transporte público, un panfleto con las tarifas y una guía de Helsinki. Compré un pase libre de transporte en la zona 1. En la casa de cambio compre euros con libras, luego compré 2.000 yenes japoneses con euros, para llegar a los 9.000 que le debo a Iagarshi Sensei. Me dijo por mail que no le de la plata del DVD, pero se la voy a ofrecer de todas formas.

Me dirigí a los micros y me subí al equivocado. Tenía que ir al 615 que me cobraba 5 euros y me dejaba en la puerta del Dojo, en lugar de ese tomé el expreso al centro que me cobró 6,30 y me dejó en la estación de trenes. De todas formas tenía que matar el tiempo con algo. Eran las 5:00 cuando llegué al centro y recién podía entrar al Dojo a las 7:30. Caminé por la zona de la estación, saqué algunas fotos. Es una ciudad rara. Es distinta de otras. No termino de ver si es moderna con edificios viejos o vieja con teléfonos móviles y wi-fi. No sé como describirla, es linda. La gente es de una etnia a la que no estoy acostumbrado. Ellos son rubios de ojos celestes, altos y atléticos. Ellas lo mismo, con el pelo bien cuidado, piel tersa y suave (se ve suave). Todos bien vestidos. Todavía no fui a los edificios históricos, que me los recomendaron mucho. Tengo un plan que armé en la oficina de turismo. Veré cuánto llego a hacer.
Me detuve frente a un McDonald’s a robarle un poco de Wi-fi. Me comuniqué con Dani. Llega mañana de España. Tengo ganas de volver a verlo y de hablar en español, ganas de turistear acompañado.
Caminé hasta donde creí estaba la parada del tranvía 7b, era un calle más adelante. Estuve todo el viaje sentado casi sobre mi valija comparando en cada parada el nombre en la pantalla y el del mapa de redes. Esta es una costumbre que tengo en todos los transportes urbanos nuevos, pero en este caso no me alcanzó con un golpe de vista para cotejar. Este idioma me desconcierta, además todo tiene dos nombres, ambos similares. Pero llegué, y sin pasarme. Usé el gps para llegar al Dojo. Como no tengo Internet no puedo buscar lugares ni trazar rutas, pero puedo ver el mapa y sus calles, y mi posición se mueve bien. En la esquina vi algo que me llamó la atención, un bicicletero con 6 bicis apoyadas sin candado, el mito de que Finlandia es seguro parece que es cierto, la gente no desconfía.
Parque frente al Dojo
Todavía temprano, pude ver que en el Meido Kan Ry entrenan Aikido, Judo y Karate. Es enorme. Fui a un restaurante y pedí una entrada; tenía hambre y la carta estaba cara. Me sirvieron agua, me llevaron pan con manteca y finalmente la comida, bastones de pescado frito en una pasta de salmón rosado ahumado con aceite de oliva. Rico es poco, qué bueno que estaba. Cuando pagué me regalaron tres caramelos y me dijo el mozo ‘Welcome to Finland, it’s a nice country’, resulta que eran bombones de chocolate, mucho mejor. Todavía era temprano. Fui al súper. Sabía que tenía pava eléctrica, microondas y heladera. Compré 3 manzanas, un queso y un yogurt, estaba por comprar una cuchara y justo me acordé de la que compramos en una tienda de recuerdos de Barcelona con Fermín para comer Nutella. La tenía en la cartuchera.
Parque frente al Dojo
Bien, listo de hacer tiempo. Volví al Dojo, pero esta vez entré. En la puerta había una chica con hakama y dos hombres vestidos de civil. Ellos eran de Judo y ella me dijo que no pertenecía al Meido Kan Ry. Le dije que estaba ahí porque había arreglado con Jenny. Me dijo que no sabía nada, pero que por el momento deje mis cosas en el subsuelo. Bajé la escalera caracol dejando atrás las melodías chinas que sonaban de fondo en la clase de Tai Chi. Abajo me encontré con dos baños, una oficina, dos vestuarios, un mini gimnasio y un tatami chico, que en ese momento un aikidoka lo estaba usando para practicar su shikko y su ukemi. En el vestuario otro aikidoka se estaba terminando de duchar antes de la clase. Él tampoco sabía nada, pero confió, me invitó a la clase. Me cambié y subí al tatami central. El Sensei es joven, sólo habló en finlandés, así que le presté mucha atención a sus gestos.

[Taiso, ukemi, kokyunage. Esa fue la clase. Lo especial fue el ukemi, nos pidió mae, ushiro y yoko, parecía moneda corriente, el yoko no es muy entrenado, al menos nunca lo había visto como parte normal de la clase, sino como ejercicio en una ocasión especial. Después de varias técnicas se me acercó y me corrigió algunas cosas en inglés. Principalmente, lo que estaba pidiendo, era el timing. Le interesaba que el empujón que usábamos de catalizador para la técnica lo hagamos desde el hara, y que nage lo desvíe en el momento justo para generar el desequilibrio.]

El pasillo del Dojo
El tatami del Dojo
 Terminó la clase y había una mujer embarazada sentada en una de las sillas. Era Nina, la encargada de administrar a los huéspedes del Dojo. Me dio la llave y me enseñó como cerrar la puerta. Me mostró las instalaciones, me indicó donde comprar comida y me dijo los horarios de las clases del Dojo, para que guarde mis cosas donde no molesten. No tenía bolsa de dormir, así que me va a prestar una mañana, esta noche ya me las arreglaría. Bajé a organizar mis cosas y cuando volví a subir encontré una funda circular enorme sobre el tatami. La usé de manta, dormí en el subsuelo con mi buzo de almohada. Ahí está más calentito que arriba.
Antes de acostarme escribí un poco pero me caía de sueño. No avancé mucho. A dormir casi a las 12.

1 comentario: