Askeaton 29/10 – jueves – Clases particulares de Aikido
Anoche dejé el
teléfono al lado del wifi para que se suba un video. Hoy, tal como lo esperaba,
me desperté minutos antes de la 6am. Bajé a ver cómo venía la subida. ¡Casi
terminada! Me quedé 45 minutos revisando mensajes y subiendo cosas hasta que se
cargó el video y lo compartí. Puse a descargar una aplicación de edición de
video y volví a la pieza, a escribir hasta el desayuno.
Hoy fue un día
interrumpido en el jardín. Volví a la enredadera y saqué lo que quedaba de al
lado del galpón de madera. Una buena limpieza. Durante el té de las 11 Kaye me
preguntó si quería darle una clase de Aikido a un chico que vive acá cerca,
ella le había comentado a la madre del chico que yo estaba por acá y le ofreció
mis servicios. Le dije que sí, sólo faltaba mi OK. Genial! Puede que este sea
el comienzo de mis clases en Irlanda.
Mientras
cortaba y arrancaba la enredadera estuve pensando en la clase. Nunca di una
clase privada, no debería ser distinto a una normal cuanto te va sólo un
alumno, tampoco sabía cuánto de Aikido sabía este chico. Me interrumpió Kaye
para que le lleve un jarrón con un arbolito hasta el frente de la casa. Almorzamos
los tres juntos, Gerry se queda toda la semana acá, ya está pintando las
puertas para las que construimos los andamios de madera y empezó con unas
sillas de mimbre que le llegaron el martes. Volvimos a hablar de la clase. El
chico se llama Luke, sí, como Luke Skywalker, pero este no es un Jedi, a pesar
de ello hubo muchos chistes al respecto en WhatsApp. Todo lo que sé de él es
que es bajito, tiene 16 o 17 años, no va a la escuela y vive con la madre, bueno,
no es poco lo que sé. Un tecito para terminar la comida y de vuelta a la
enredadera. Kaye me volvió a interrumpir para que le rebaje los arbustos del
frente de la casa, parece que estaba arreglando algunas cosas ahí. La tanza
estaba corta, aproveché para cambiarla, en esta máquina se le cambian cuatro
trozos de tanza cada vez, funciona muy bien. Volví al lado del galpón y ataqué
a las raíces de la enredadera que cubrían todo el terreno. Con la tanza nueva
rompí mucho, no la saqué toda, pero se ve mucho mejor y debería tomarle un bien
tiempo volver a crecer como estaba. Decidí dar por terminado el día y empecé a
rastrillar y recolectar los restos, me tomó casi una hora, el té de las 4 lo
tomamos a las 4:25, ¡Madre de dios!
Subí a
ducharme y a descansar. Como es la primera clase Kaye me llevó para que yo
conozca el camino y para presentarme con Eleonor, la madre de Luke. Me enteré
que él trabaja mucho en el campo, eso me va a ser útil. Llegar a la casa es
fácil, le calculo unos 8 minutos en bici.
Luke estaba en
una sala de estar bajando las escaleras. La casa es monstruosa, tiene planta
baja, un subsuelo y, arriba, dos pisos más, cuatro niveles. Nos presentamos
todos y me quedé solo con mi potencial alumno. Le conté un poco de Aikido, de
algunos términos japoneses que uso en la clase, y empezamos.
[Clase mía con
Luke: Seiza, él a mi izquierda, usamos la estufa hogar de Kamiza. Elongación de
piernas, le corregía algunas cosas, tiene el tren inferior duro, jugó 6 años al
rugby. El tren superior los tiene más laxo. Ejercicios de muñeca, nikyo,
kotegaeshi y sankyo undos. Primer desafío para la coordinación. Pasamos a Ikyo
undo, este va a ser el ejercicio principal que le voy a enseñar, el origen de
todas las técnicas. No hicimos ukemi, lo voy a dejar para los días de sol.]
Terminó la
clase y arreglamos en empezar con dos clases por semana de una hora, con el
objetivo de llegar a tres de hora y media. También cambiamos la hora, a las
2:30 pm, para que sea de día y podamos caer en el pasto si no llueve. Parece
que le gustó, no sé si estará entusiasmado o no. No es muy expresivo. Quedé con
Eleonor que hablamos de plata el martes. Kaye me dijo que 10 euros la hora es
un buen precio. No me puedo quejar, está muy bien. Le voy a cobrar eso a partir
del martes. Ella la llamó a Kaye para que me vaya a buscar y yo salí hasta la
arcada que da a la ruta. Estaba muy, muy, pero muy oscuro. Busqué el camino
iluminando con la linterna del teléfono y empecé a escuchar mugidos, había olor
a bosta de vaca y el piso estaba barroso, me había metido en el tambo, volví y
tomé el otro camino, era la parte de atrás del tambo, había montones de caniles
vacíos. Volví hasta la reja de la casa y encontré el camino pavimentado, lo
seguí hasta la ruta. De a ratos apagaba la linterna y no me veía las manos. Kaye
llegó casi al mismo tiempo que yo a la arcada. Volvimos a la casa y cenamos.
Quise escribir pero no lo hice. Sentía un cansancio raro. No era agotamiento
muscular, no era falta de sueño, no era fiebre, me dolían los músculos de una
forma como si mezcláramos la sensación de agotamiento con escalofríos y
debilidad. Me tiré en la cama y hasta mañana.
Askeaton 30/10 – viernes – trabajando sin la jefa
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El futuro boken |
A las 7:30
bajé y organicé el desayuno, le di de comer a Rocket, pero no encontré la
comida de Lucky. Bajó Kaye y le dio unas nueces, me dijo que se le habían
acabado los sobrecitos del gato. Empecé a las 9, como de costumbre. En lugar de
seguir con lo de ayer y anteayer, que era podar el arbusto detrás del galpón de
madera, me pidieron cortar una enredadera chica a la mitad, limpiar de ramas
muertas a una rosa y emprolijar el cantero que está al lado de la arcada.
Mañana vienen unos suizos de visita, amigos de Madame Griffin, y quieren que el
frente se vea lindo. Estuve todo el día con eso. Me metí en el cantero y
arranqué estas plantas sí y estas no, saqué más enredadera del muro, saqué más
ramas muertas de otra rosa y rastrillé el área completa. Cuando hube sacado
todos los pilones con la carretilla agarré la bordadora y limpié todos los
yuyos, volví a rastrillar y pasé la máquina de cortar el pasto. Hermoso, una
clara diferencia entre el cantero de tierra, el de flores y el pasto. Entre todo
este trabajo, que era más minucioso que forzoso, aproveché que tenía la
bordadora con migo y cuando la llevé de vuelta a su galpón bajé lo que me
quedaba de caminito entre el jardín de ayer y la cancha de tenis. Solo por el
placer de ver un cambio grande rápido. Terminé el día a las 5, guardé todo y me
acerqué al piló de ramas gruesas, elegí una de las más finas, con corteza firme
y lisa, larga y no muy curva. La llevé a la mesa que está frente al galpón de
madera, agarré un serrucho y me improvisé un boken (espada de madera), para
practicar Aikido. Lo probé en la cancha de tenis, me quedó un poco largo, y
está pesado. Lo voy a dejar así. Tal vez lo lije un día de estos.
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La cena |
Entré a la
casa y el piso de la cocina estaba lleno de compras. Kaye había vuelto y estaba
tomando un té con Gerry. Me hice uno y me dieron un paquete de Snikers, que son
sólo para mí porque son muy pegote para ellos. Gerry se fue a descansar antes
de la cena, yo me duché y me puse a escribir. Kaye se puso a ordenar y a
cocinar. Cenamos a las 7:20, una presentación de restaurante. Lentejas,
espinaca hervida, salmón rosado, tomates cherri, ajo y papines. Una exquisitez.
Depostre compota de manzana con yogurt, un té y chocolate.
En la radio
sonaban buenas canciones, me quedé un buen rato escuchándolas y mirando el
teléfono. A las 8 más o menos subí y me puse a ver la serie. Terminé el día con
el último capítulo de Jonathan Strange & Mr. Norrel. Muy buena mini-serie.
Actualicé el
diario, cree dos borradores y a dormir. Mañana es sábado y no se trabaja.
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