Askeaton 05/11 – jueves – hoy no hay jardín?
Despierto a
las 6:30, bajé y Kaye me mando de vuelta para arriba y me dio una banana. Es
muy temprano y esta semana Gerry tiene muchas cosas que hacer y en que pensar,
por eso le deja el desayuno y que lo tome solo. Me puse a escribir. A las 8 me
llamó y bajé a desayunar. Hoy llovió toda la mañana, como lo predijo el
pronóstico. Las primeras horas de trabajo, antes del té de las 11, fueron
primero en el taller, limpié y lijé un mueble para Gerry; segundo, limpié los
vidrios de las ventanas del taller, el lavadero y la cocina. Me dio guantes de
goma, una palangana con agua y vinagre y un trapo amarillo, para secar un
diario. Es un método sencillo y barato que funciona.
Había parado
de llover, pero Kaye ya tenía planes para mí. Me mandó a limpiar la mugre que
se juntó donde se unen los plásticos ondulados que forman el techo del patio.
Es una tarea horrible, donde están atornilladas a las vigas es imposible sacar
la mugre, en el resto apenas pude limpiar lo muy groso y se sigue viendo
bastante, encima toma tiempo. No deja sensación de satisfacción por el trabajo
bien hecho, sino de conformismo por haberlo dejado un poco mejor. Tenía a mi disposición
los mismos elementos de limpieza, le sumé una escalera y varias ramitas. Probé
con una rígida y se rompió. Estaba intentando meter el trapo húmedo con la
solución entre las planchas de plástico sin romperlas. Probé con una ramita más
gruesa y fuerte y funcionó bastante bien. Pero después le tomé confianza y metí
los dedos en el punto más alejado de los tornillos, donde es más flexible. Al
refregar se iba bastante la mugre, pero los pedazos grandes quedaban. Se me
rompió la ramita y encontré una más larga y flexible. Con esa pude despegar
mugre que antes era inaccesible y empujarla afuera para que la lluvia la lave
luego. Estaba contento hasta que me topé con otro tipo de mugre que no se
despegaba, maldita.
Almorzamos y
el cielo quería aclarar. Me cambié de ropa para la bici, guardé el pantalón del
keikogi en la mochila y salió el Sol. Estaba esperando a mi clase de Aikido,
muy amable de su parte. Llegué a la casa de Luke en 13 minutos, desde la puerta
me dijo que el pasto estaba muy húmedo y que seguro hoy hacíamos adentro. Lo
mandé a buscar las lonas.
[Clase mía con
Luke 3: Taiso, kotegaeshi undo, nikyo undo, sankyo undo, ikyo undo, viene
mejorando los undos. Empezamos con taisabaki. Tenkai ashi, tenkan ashi, ayumi ashi,
la clase que viene juntamos los 3 y le muestro kaiten ashi. Katate dori tenkan,
agarra fuerte y sólido, pero se tensa todo, cuando le dije que mantenga la
palma siempre tocando mi muñeca se desarmó y siguió ofreciendo resistencia. Hay
mucho que corregir, tengo que elegir el orden con cuidado. Ukemi, lo hice caer
hacia atrás y balancearse. Parece que entendió las ventajas de levantar la
cadera al ir hacia atrás. Le dejé esto último de tarea para el martes.]
Finalizada la
clase Luke entró las lonas y yo me cambié atrás del mismo árbol del martes. Me
pagó la clase, pero me dio 12 euros en lugar de 10, porque empezamos temprano.
Esta vez fue él el que dijo ‘¿Martes a la
misma hora, verdad?’. Qué bueno.
De vuelta en
la casa Kaye estaba vestida para salir y estaba hablando con un chico joven no
sé de qué. Nos presentó y salieron a ver algo. Yo me cambié para el trabajo y
me hice el té de las 4 de la tarde. Retomé la limpieza del techo y Kaye se había
ido. A la hora ya casi no se veía nada, ella volvió y me prendió la luz del
patio, creí que era sólo con sensor de movimiento. Terminé y guardé la
palangana, el trapo, el plumero y la escalera. Me puse a ver cómo iban mis
videos en YouTube y tuve que volver a la pieza. A Kaye le había llegado una
llamada y estaban hablando de un tema referido a la madre de Gerry y al chico
de esta tarde, me pidió que la deje a solas.
Subí, me duché
y me puse a escribir. Para la cena tuvimos un menjunje muy rico con fideos. A
Gerry se le notaba en la cara lo largo que había sido su día, pero, como
siempre, se tomó su café y después de una pequeña charla se fue a su taller a
pensar en el trabajo. Yo subí y descubrí que puedo dejar subiendo videos desde
la pieza si apoyo el teléfono en el suelo cerca de la ventana. Al ratito me
llamó Gerry para preguntarme si estaba usando la banda ancha porque no podía
descargar una foto en la PC. Desactivé mi wifi. Me dijo que hay un límite como
el de los datos móviles. Nunca había escuchado de algo así para el Internet de
la casa. Se iba a fijar cuál era ese límite y cuánto le quedaba.
Me entró sueño
y me acosté sin saber la respuesta.
Askeaton 06/11 – viernes – Atacando el fondo
En el desayuno
Gerry estaba renovado, tuvo una buena noche de sueño. Me dijo que con el nuevo
plan no hay límite, sólo velocidad. Así que puedo subir todo lo que quiera,
pero en las horas que ellos no usen Internet porque me como toda la banda. Voy
a subir sólo de noche o cuando no haya nadie más en la casa.
Hoy fue el día.
Hoy me pidieron que limpie la zona del alambrado detrás de la cancha de tenis.
Le tenía ganas hace rato. Llevé la bordadora, tiré de la cadena y no encendió.
Repetí el proceso pero no hubo caso. No sé qué le pasa. Se la dejé a Gerry para
que la vea cuando tenga tiempo y me puse a cortar ramas anchas. Encontré
montones de moras, malditas moras, y un compost que había dejado escondido el
hermano de Kaye cuando hizo limpieza. Lo moví a mi montaña de compost y seguí
cortando y cortando hasta la hora del té. Gerry se había ido y no pudo encender
la bordadora. Me llevé la podadora, me metí entre el pastizal y los árboles y
los adelgacé casi medio metro. En eso tuve una idea mágica. Me agaché y, usando
la podadora como una motosierra, bajé el pastizal a 5 cm. Fue hermoso. Terminé,
me alejé y contemplé el enorme espacio que había generado, le había alargado a
uno de los lados de la cancha de tenis unos 20 metros cuadrados. El resto del
día estuve rastrillando y llevando cortes a los distintos pilones según su
categoría. De a ratos me metía entre los arbustos a cortar más moras. Lo último
después del té de las 4pm fue podar una planta alta y muy espinosa que no era
una rosa. Me pinchó mucho muchas veces, se me quedó clavada en la ropa, cuando
me liberaba un lado daba la vuelta y se me pegaba del otro, en un momento tuve
una rama agarrada de mi espalda y no me la podía sacar. A pesar de todo eso la
dejé chata, abrí un camino para pasar entre ella y un árbol al otro lado del
sendero de piedras y tiré todas las ramas al compost sin que se me peguen al
cuerpo.
Guardé las
herramientas y me recosté en un árbol a escuchar los audios del último grupo al
que me agregaron. Un debate muy interesante sobre la educación estaban
teniendo. Yo, en lugar de meter mi bocadillo, me puse a estirar, a practicar
con el boken y a rodar por el pasto. Entré a la casa y escuché un audio nuevo
en el mismo grupo. Me duché y me puse a escribir.
Como siempre
cenamos muy rico, de postre té con bizcochos de avena y miel. Una charlita con
Gerry y subí con un café con leche a seguir escribiendo. Quiero responder en el
grupo…
Escribí hasta
las 9:30 y a dormir.
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