Un amigo que hice en Hawaii, Marc, me cominicó por Facebook con una amiga que él con la que se conocieron en Roma, esta mañana le escribí a ver si tengo a alguien fuera de la casa con quien charlar.
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Anoche había hablado con William, el encargado de los Rickshaw (bicitaxi de Londres), quedé para hoy a las 17:30. Fui en autobús, pero me equivoqué y tomé uno cuyo recorrido terminaba mucho antes que mi parada. En el camino (que terminé caminando 45 minutos) me empiezan a responder los mensajes viejos Álvaro y Sophie, la amiga de Marc. Por dejarme entretener con las charlas aminoré la marcha y llegué media hora tarde a la entrevista.
Al llegar no encontré el número, busqué y pregunté hasta que volví a llamar a William. A los pocos minutos aparece un chinito alegre y bajito que me invita a bajar al subsuelo del estacionamiento, donde están las bicitaxis. Sí, Will es chino. Me explica, no me convence, me da miedo. Yo creía que era hacer un recorrido turístico, porque, por qué otra razón alguien se movería en un Rickshaw habiendo taxis, si no fuera por lo exótico del asunto. Pero es realmente un taxi en el que puedo llevar hasta tres personas. Yo le alquilo a Will el taxi por 80L/semana y lo uso cuando quiero, donde quiero y cobro lo que quiero, y el 100% de las ganancias van para mí. El problema es que es Londres, el tránsito está al revés, y si me pierdo en casa… Bueno, le dije que me lo pensaba y me fui. Lo estuve pensando y eso me llevó a reflexionar de otras cosas.
Un poco por la resistencia a aceptar que lo que esperaba de Londres es apenas un pequeño porcentaje de la realidad de esta ciudad, entré en Caffe Nero, una cadena italiana parecida a Starbucks, y gasté más de la mitad de lo que me costó la comida para un día medio en un café y una tortita, como todo un primermundista. También entré porque había wi-fi (al que tampoco me pude conectar), y porque están buscando mozos. Apliqué online, ahí mismo en persona no se podía. Salí a terminar de leer Atrapa tu Sueño, el de los Zapp, ya me quedaba poco, a ver s me inspiraba a tomar una decisión. Después de eso Caminé a casa, una caminata de 2 horas y media que después de algunos desvíos se convirtieron en 3 horas y media. En el camino, sin música por miedo que se me muera el gps, medité sobre varias cosas.
¿Por qué no quiero trabajar en los Rickshaw? Es ideal, empiezo esta misma noche y es dinero en mano desde el momento uno. ¿Le tengo miedo al tránsito o a la inversión, o a estar haciendo algo ilegal? Ni si quiera sé si es ilegal, no le pregunté y los detalles me los termina de explicar cuando acepte el trabajo.
¿Qué hago en Londres? ¿Esto me lo pregunto porque no me gusta la primera impresión de mi barrio?
Si sigo dejando pasar oportunidades laborales no voy a llegar a las 1000 libras de ahorro para fin de septiembre.
¿Cuándo voy a hacer mi experiencia de vivir fuera del sistema? Siento que para seguir mi camino aikidoka tengo que mantenerme en él. Tengo que pagar las clases y los transportes. Viviendo de hippie no puedo hacer eso. Siento ganas de estar en la montaña.
La conclusión final fue que ahora, hoy, estoy en Londres y seguro que el 24 de septiembre me voy a Finlandia. Así que a dejarse de joder y a trabajar. Si no son los Rickshaw, el lunes voy a la oficina de empleo por mi número de seguridad social y me meto en el restaurante que me recomendó Redone.
Me acuesto muerto de cansancio y soñando con la bici que voy a comprar mañana.
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La naturaleza es imparable. |
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