17/8 – lunes – Un buen día
Estaba un poco preocupado todavía.
La semana pasada cometí muchos errores en los jardines. Geoff siempre me los
dice en el momento, si son graves se pone más serio y se genera cierta tención.
Pero después en el auto vuelve el diálogo ameno y me distiendo un poco. Parezco
un nene. El asunto es que estoy pensando mucho en no equivocarme y eso hace que
me siga equivocando.
Por suerte, o no, hoy empezamos con
los jardines fáciles. Estos son 32 jardines que le encargaron en julio para
hacerles mantenimiento mensual. Cuando yo empecé hicimos los últimos 3 de la
lista. La primera visita a estos jardines, me contó, fue terrible. Tenían cero
mantenimiento, llenos de basura y el pasto hasta la cintura. Le costó dos horas
de trabajo en cada uno. Ahora son los fáciles porque el trabajo duro ya estaba
hecho. Nos tomó un promedio de media hora por cada uno. Hicimos 8, Geoff estaba
contento. Después del sexto fuimos a almorzar a su casa, tiene una máquina de
café buenísima. Terminamos con todo a las 4:30.
En lugar de volver a la casa pasé
por una bicicletería a que me revisen los frenos. El ruido, además de ser
molesto, está empezando a preocuparme. Se la tuve que dejar hasta mañana. Me
cobra caro, creo que es caro porque la bici la compré usada muy barata, pero
sigue siendo menos que el transporte público.
Recordé que me habían recomendado el
Regent’s Park. Ya que recorrí el canal homónimo tantas veces, lo fui a visitar.
Caminando de la estación de Kentish
Town a la de Camden me crucé con el Canden Market. Es similar al de la calle
Osborn (donde fui el primer domingo), pero más pequeño. Mucha ropa y pubs. Ahí
nomás estaba la entrada al parque, pensé en entrar al zoológico, pero no me
dieron tantas ganas. Lo primero del parque desde donde entré yo es una planicie
inmensa con algunos árboles y caminos. Me senté en uno de los árboles a
merendar leche con galletas de cereal. En eso veo como un patrullero se detiene
al lado de una pareja. Los cuestionaron, palparon, pidieron documentos y no sé
qué más. Los tuvieron al menos 15 minutos hasta que se fueron y la pareja
volvió a sentarse.
Seguí mi camino directo al círculo
interno, donde se concentran los jardines del parque. En el camino entré a una
cafetería para ir al baño, pedí un té con una galletita dulce. Al lado mío
había una madre española con sus dos hijas. Pidieron para cenar y una cerveza.
Cuando le dieron la cuenta, que se paga en el momento de pedir en la barra, se
horrorizó y se quejó de que era muy caro. Me pareció gracioso, todo lo que
pidieron lo eligieron de la carta con precios impresos.
Llegué al círculo interno. Es muy
lindo, me dicen que estuve en marzo, pero no me acuerdo, puede que hayamos
visto sólo un poco entonces. Lo recorrí completo, hay varios jardines, una
calle principal con bancos, mucho pasto para el picnic, donde vi una pareja
tomando mate, un bar y una fuente. Lo recorrí escuchando el compilado de rock
del siglo xx, lo pasé muy bien.
Saliendo del círculo llegué al agua,
el lago de los botes le dicen. En la orilla hay muchos patos, cisnes, palomas y
otras dos aves que no sé el nombre, una arece ser una garza, la otra un pato
malo. Me senté frente al lago a pocos metros de todas ellas. No se me
acercaron, no son ardillas y no tenía comida con migo.
Saliendo del parque encaré directo a
Baker Street, dispuesto a entrar a la casa museo de Sherlock Holmes, el
emblemático 221b. Estaba cerrado, se me pasó el tiempo en el parque. Pero es
barato, no me va a costar convencerme de entrar, como sí me cuesta convencerme
pagar las 24 libras de entrada al castillo Tower of London.
Recordaba que en la calle Oxford
pasaba el autobús 25 que me deja en la puerta de casa, y que si seguía por
Baker me la cruzaría. Justo en la esquina hay un centro comercial, me estaba
haciendo pis, así que compré algo barato para cenar en el mercado alimenticio y
pregunté por el baño, me mandaron para abajo. Me vi rodeado de súper marcas de
relojes, perfumes, cosméticos, alhajas, y demás cosas que no me interesan, y ni
un baño o señal de uno. Me aguanté y me fui.
No encontraba la parada del 25 por
ningún lado, cuando llegué a la estación de metro de Oxford Circus, consulté el
gps, me quería mandar a casa por metro. Está bien dije, bajé y fui directo por
la Central Line hasta Stratford. El plan era entrar a Stratford Centre y
comprar comida y otras cosas en el pownshop (tienda de todo por una libra, y es
verdad). Salí por el lado equivocado. Tuve que rodear todo el complejo por
afuera que me tomó 15 minutos.
Cuando finalmente llegué, estaban
todas las tiendas cerradas salvo la que yo necesitaba. Lo otro lindo fue ver
que en el hall central, ahora vacío, estaba lleno de patinadores, ciclistas y
skaters practicando saltos locos, fue un espectáculo gratuito.
Al salir con las compras decidí
tomar el autobús para no caminar tanto y no sobrecargar el hombro. Seguía
doliendo, aunque ya no tanto. Estaba lleno, no sé si fue por eso o por error de
sistema, pero no nos cobró la subida. Viaje ocho minutos gratis. Sibí las
escaleras de la casa sin la bici al hombro, fue agradablemente cómodo. Andar
sin la bici te da la libertad de no estar pendiente de asegurarla con candado o
guardarla dentro, sos sólo vos, pero ya la empezaba a extrañar. Entré a la
habitación, estaba solo, me hundí en un cansancio soberano. Lo primero que hice
fue dormir una siesta involuntaria de 30 minutos. Cuando reaccioné guardé todo
lo comprado, puse el lavarropas y la alarma a los 45 minutos, me duché y me
acosté. Sonó la alarma, colgué la ropa y me acosté definitivamente a la 1:30.
18/8 – martes – En la cima de
Londres
Al fin un cambio, no muy grande, le
sumé un tazón de leche con cereales al desayuno. Salí de la casa sin la bici,
sigue la sensación de comodidad. Elegí ir al trabajo combinando el autobús 25
con la línea Northen. Sólo para corroborar puse la Oyster en la máquina, me
quedaban 40 peniques, le cargué 10 libras y me sentí tranquilo por la inversión
en los frenos que ayer me había parecido cara. Llegué a la casa de Geoff y
estaba limpiando la camioneta. Mi función fue llevarle agua en una regadera a
medida que se le acababa. Sólo él limpia a su bebé.
Lo primero que hicimos fue ir a la
casa el jardín grande con cortadora de césped propia. Hice lo mío, recorté los
bordes con la tijera de larga y corté el pasto marcando líneas. Tuve problemas en
las mismas líneas que la última vez, Geoff las corrigió y me mostró como. Al final
quedó todo cortado, las líneas bastante bien, pero las del extremo izquierdo me
quedaron del mismo color (según desde dónde se las vea son blancas o verdes, y
tienen que estar intercaladas).

Fuimos a los jardines fáciles. En
uno había que cortar el pasto, pero era tan irregular el terreno que las líneas
no se marcaban bien y no tuve que hacerlas parejas, sólo que quede todo
cortado. Almorzamos en su casa. Yo tenía una lata de frijoles hervidos con
salsa de tomate y una rodaja de pan lactal. Él nos hizo café a ambos, qué bueno
que está ese café. Los dos jardines que quedaban fueron los últimos dos de los
doce que hay en una misma zona. Vamos a empezar con los de la otra zona el viernes.
En el último jardín volví a cortar el
pasto. Me quedaron alineadas pero de diferente tamaño. No sé por qué me pasa
esto. No es difícil de hacer bien. He hecho tareas más difíciles y precisas.
Puede que esté falto de sueño, o esté muy tenso a la hora trabajar. Tengo que
solucionarlo en esta semana.
Se acabó el día temprano, 2:30 pm. Fui
a Pairlament Hill en el parque Hamstead Heath, donde me dijeron que estaba la
colina más alta de Londres con una gran vista de la cuidad. Dejé la bici atada
en el bar y caminé hasta la cima con una café y una porción de tarta dulce, no
se permiten bicis en esos caminos. Hay varias vistas, todas muy lindas, pero la
que más me gustó fue a que tiene de frente al edificio más alto de Londres y
justo debajo se ve el lago del parque. Merendé y terminé un capítulo del libro.
Me entró sueño y me tiré a descansar en la hierba amarilla. Cerca de las 4
volví al bar, tomé la bici y volví a la casa. Paré en Tesco a comprar lo que no
había anoche en el pawnshop. Los frenos funcionan mucho mejor ahora. Si los
presiono al máximo siguen haciendo ruido, pero ya no es necesario llegar tan
lejos. Entré a la casa y no había nadie en el living, casi que corrí al baño.
Estos últimos dos días fui muy seguido. Ali estaba durmiendo. Guardé las
compras, me preparé un té y un tazón de leche y entré a la habitación. Me serví
cereales y me puse con el diario.
Después de un rato cociné una cena y
guardé varios tupper para la semana. Para comer barato y bueno, a ver si vamos
cortando con la comida de supermercado.
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