Vivir no es sólo existir

Hola todos, gracias por leerme y así acompañarme en este viaje. Cuando me fui por primera vez lo pensé como un 'voy y vuelvo'. Algo finito, aunque largo. Hoy veo que estoy viviendo esto y después estaré viviendo otra cosa. Viajo para conocer lugares, costumbres, horarios, comidas, ritmos, gente, calles, Dojos, maestros, compañeros, trenes, redes de metros, culturas.
Hoy el objetivo del viaje, si bien tengo un plan sobre el que improviso, es viajar. Si es posible trabajar en distintas ciudades para, 1) financiar el viaje y 2) entrar bien en el ritmo local, no ser sólo un turista más.
Este texto lo voy a expandir en la entrada 'Inicios y Motivaciones'

martes, 11 de agosto de 2015

010-Madrid Parte 2 - Entre el Aikido y el trabajo


El trabajo no me gustaba del todo, si bien no era ventas propiamente dicho, tenía que ofrecer un producto gratuitamente a gente que no me llamó y convencerles de que lo prueben. Eso nunca se me dio bien. Los puntos a favor del trabajo que me animaron a seguir fueron que, a) me pagaban por Paypal desde una cuenta en Dinamarca, así que nada de papeles y trámites eternos con el gobierno español, y b) que tenía que moverme por gran parte de Madrid, así aprovechaba para conocer la ciudad y acostumbrarme a las calles y los metros.

           

El primer día de Dojo Sensei me puso a practicar con Jesús, él fue el primer Aikidoka con el que entrené en Madrid, parecía que íbamos a vernos seguido, pero por diversas razones tuvo que ausentarse del Dojo mucho tiempo. Después lo conocí a Ángel, él fue mi primer amigo de Aikido, con él y Aitor y sus respectivas novias fuimos al curso de Moralzarzal donde ellos se presentaron para 1er Dan y me pidieron que les haga de uke (compañero) para ataque de varios. Al poco tiempo quedó claro que ‘Nahuel’ es muy difícil de pronunciar y Sensei me bautizó Lombardi, el argentino. A esa clase suele asistir Enrique, el venezolano, Sensei nos hizo compañeros regulares por afinidad de ukemi, los dos caíamos parecido y muy distinto a lo que el enseña.

Durante el mes de Abril, en paralelo con Aikido y el trabajo, fui varias veces a oficinas de extranjería y a la policía y al banco buscando una forma de abrir una cuenta bancaria, ya que lo que me pagaban todas las semanas por Paypal solo podía tenerlo en mano a través de una cuenta. La batalla principal que tenía era conseguir el NIE (Número de Identificación de Extranjero).

Entre tanto, Fermín repartió sus CV, un día me lo crucé por la calle y me dio uno para que lo deje en mi siguiente bar. El tipo se consiguió un gimnasio cerca del depto y un nutricionista, cuando fuimos a verlo, el pibe se enamoró de la masa muscular del deportólogo. Le hizo caso como Abraham a Dios. Desde ese día la dieta de la casa cambió. Carne, pescado o pollo a la sal, limón o aceto balsámico, acompañado de ensalada a la noche y arroz al mediodía. Y los sábados, día permitido… no me animo a escribir lo que se comía esos días. Era como liberar a un tigre famélico en campo lleno de ciervos bebes. También consiguió donde jugar al fútbol y rápidamente se hizo un grupo de amigos, Javi de Tucumán y Fernando de Mendoza. No tardaron en hacer costumbre juntarse en el depto, comer porquerías, jugar a la Play y planificar alocadas y salvajes salidas a bares nocturnos que nunca se concretan. Yo estuve en varias y me incorporé al grupo.

                                               

También en abril, mientras trabajaba por la calle Embajadores, encontré un restaurante egipcio que ofrecía, aparte de cocina típica, shisha (o pipa de agua), cosa que Fermín quería probar. Así que un día fuimos. Nos gustó el lugar y nos cayó bien el encargado, así que volvimos varias veces, una de ellas con el tío, para presentarle uno de “nuestros” bares.

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