Vivir no es sólo existir

Hola todos, gracias por leerme y así acompañarme en este viaje. Cuando me fui por primera vez lo pensé como un 'voy y vuelvo'. Algo finito, aunque largo. Hoy veo que estoy viviendo esto y después estaré viviendo otra cosa. Viajo para conocer lugares, costumbres, horarios, comidas, ritmos, gente, calles, Dojos, maestros, compañeros, trenes, redes de metros, culturas.
Hoy el objetivo del viaje, si bien tengo un plan sobre el que improviso, es viajar. Si es posible trabajar en distintas ciudades para, 1) financiar el viaje y 2) entrar bien en el ritmo local, no ser sólo un turista más.
Este texto lo voy a expandir en la entrada 'Inicios y Motivaciones'

domingo, 2 de agosto de 2015

003-Londres 02/ago - La feria de los domingos, la bici

Arriba con un café y charlando con Bogdan, que enojado consigo mismo por no haber podido solucionar el problema del wifi me devuelve la notebook. Le conté un poco lo que estoy haciendo y le brillaban los ojos, me sentí como Herman y Candelaria Zapp cuando la gente les abría las puertas de sus casas por la emoción que generaba ver un sueño cumplirse. Me brindó todo lo que esté a su alcance, hasta dinero si me faltara.
Caminé hasta la feria, a la mitad compré leche y galletitas y desayunoalmorcé empezando un nuevo libro, La Peregrinación del Niño sin Color, de H. Murakami, acá me acordé de Patricio Pereyra y Ariel Aliano, y de macanudo por esa viñeta de la sensación de cerrar un libro y abrir otro. Llegué a la feria, es ENORME! 6 calles repletas de puestos a ambos lados de la calle y al menos 5 mercados en galpones gigantes. Comida, inglesa, árabe, mediterránea, mexicana, ropa, telares, artesanías, pinturas, sombreros máscaras, zapatos, músicos, antigüedades, discos de vinilo, colecciones de CDs y bicicletas. Acá fui yo. Compré una a 50 libras.
No es la mejor de las fotos. Habrá mejores cuando vuelva.

Me decidí cuando fui con mi Oyster card (tarjeta prepaga para transporte público en Londres) a recargarla en un metro. El pase libre semanal cuesta 54 libras, cuando yo estaba pagando 54 euros al mes por lo mismo el Madrid, y ya me parecía mucha plata. Volví contento con mi bici a la casa. Esos 30 minutos de pedaleo me ayudaron a entender un poco más el tránsito londinense. En la casa me lo encuentro  Redone que me deja lo que le sobró de sus alubias, es mi almuerzo/cena, ya eran las 6, acá se cena. Ahora son las 10 pm y estoy comiendo galletitas con leche que me sobraron del mediodía, mi estómago no entiende nada.
Ya pasaron dos días y no pude volver a comunicarme con Alba, mi teléfono no reconoció su WhatsApp y ella no me escribió. Bueno, a dormir que mañana hay que trabajar.




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