Vivir no es sólo existir

Hola todos, gracias por leerme y así acompañarme en este viaje. Cuando me fui por primera vez lo pensé como un 'voy y vuelvo'. Algo finito, aunque largo. Hoy veo que estoy viviendo esto y después estaré viviendo otra cosa. Viajo para conocer lugares, costumbres, horarios, comidas, ritmos, gente, calles, Dojos, maestros, compañeros, trenes, redes de metros, culturas.
Hoy el objetivo del viaje, si bien tengo un plan sobre el que improviso, es viajar. Si es posible trabajar en distintas ciudades para, 1) financiar el viaje y 2) entrar bien en el ritmo local, no ser sólo un turista más.
Este texto lo voy a expandir en la entrada 'Inicios y Motivaciones'

domingo, 3 de abril de 2016

107-Dublín 04~05/mar - despedida temporal



Dublín 04,05/03 – emoción y expectativa

Viernes 04: boletos

Apagué el despertador a las 7 como siempre y a las 8:30 nos tocaron la puerta, era Vinícius para despertarlo a Vinny, estaba nevando y sería la primera vez que este lo vea. Fue filmado. Desayunamos los tres juntos, Vinícius se fue a trabajar y bajó Nana, charlamos un poquito y me fui a la cocina a lavar los platos y a la pieza a escribir y crear borradores. También hice el check-in para el vuelo del domingo.
Fresca la mañana
Llegué al bar a las 12, poca gente, Gary limpiando, Phil y Alan en la barra y las mesas. Hasta las 3 trabajamos como siempre, se hizo la hora de que me vaya por unas horas, pero me pidieron que me quede, era posible que se vuelva a llenar. No fue el caso. A las 7:05 Gary se fue en tren y yo cerré la cocina. Me preparé un sánguche con las sobras del día y como me sobraba un poco de tiempo, y no había manera de llegar a la clase que había terminado a las 7, limpié las escaleras y ordené lo mejor que pude la heladera del sótano, me fui a las 8. Antes de irme Phil me preguntó a qué hora voy mañana, hay que acomodar los barriles de cerveza.
Salí del bar y entré en un ciber a imprimir los boletos de embarque para el domingo, de paso compré 6 folios para mi diario. Caminé sin música y chateando. En casa esperé la ducha, me puse a  escribir, me quedé dormido, me desperté, acomodé la mochila como la quiero llevar en el avión a ver si entraba todo, y me acosté.

Sábado 05: preparativos
Arriba solo a las 7:20. Desayuné, actualicé mi perfil de couchsurfing para ayudarlo a Vinícius, completé el diario y publiqué una entrada especial sobre Aikido. A Patricio no le causó ninguna gracia que la haya compartido por WhatsApp a las 7 am de Argentina, se me olvida a veces que son 3 horas de diferencia. A las 10 me estaba yendo al Dojo y bajaron Nana y su novio que vino de visita desde Londres.
El día estaba precioso, frío y sol. Clase de Ray, la última antes del viaje. Otra vez Tony, uno de los chicos de Jujitsu, me preguntó si me quedaba a la clase, y otra vez le dije que me iba a trabajar. Entré al bar a las 12:45, hice algunas cositas en la cocina y Alan me mandó al sótano a ordenar, desde el miércoles que estaba esperando que me lo pidan. Feliz de la vida le dediqué una hora y media a acomodar y catalogar los barriles de cerveza y los cajones de gaseosa, quedó hermoso. Volví a la cocina, trabajamos juntos hasta las 5. Alan anotó en nuestro cuaderno los nombres de los chicos que se van a probar en la cocina la semana que viene. Son de un país al que no estamos acostumbrados a los nombres y la letra del jefe no ayuda. Uno es Hario, Itario o algo parecido, el otro es un italiano y se llama Luigi. Nos pasamos todo el día haciendo chistes nabos del Mario Bros. Se fue en el micro de las 5:25 y yo me quedé hasta el cierre. El último plato salió a las 7:30, apagué todo, puse a calentar el agua, ordené la pileta y el sótano. Lavé los platos de la barra y me fui a las 9:30, Phil me dio plata para que le compre tabaco en España.
Un hermoso recuerdo que va para casa
Caminando a casa chatee con mucha gente y el último tramo escuché John Buttler Trio, buena banda.
Estaba muy enérgico, emocionado por el vuelo, por reencontrarme con mi hermana. Sabía que me esperaba una caminata de dos horas pero no importaba, en parte porque lo había elegido al micro.
En la casa no paré de hablar. Le taladré la cabeza a Vinny, quién me recomendó tomarme un micro y me dio los horarios y trayectos posibles, pero no hice más que anotarlo. Vacié la valija y metí todo lo que iba a dejar en Madrid, la llené, también puse el pantalón del keikogi y la hakama, ya que estoy voy a entrenar con los Sánchez. Tres cosas que despaché las tengo cariño, de hecho dos, la otra es el diploma del curso de primeros auxilios. Las otras dos son el diploma de 1er Dan de la AETAIKI que me otorgó Tomás el año pasado, la otra es el dibujo que me mandó mi mamá con una amiga suya cuando estaba en Londres. Me gusta mucho y se lo mostré a cada persona con la que me crucé, pero sé que no lo voy a colgar hasta que me instale en algún lugar y para eso falta un buen rato, además transportarlo en mis viajes lo va a terminar arruinando.
Preparé una cena para la caminata, me iba a hacer una hamburguesa, pero me quedaban dos con moho, las tiré, armé dos burritos con queso, ensalada, atún y huevo, los envolví y los metí en la mochila. Terminé la leche con un tazón de cereales para que no se pudra. Se hicieron las 12, ya era tarde para el micro de línea y mis opciones eran el micro expreso de 7 euros, un taxi de 20 a 25 euros o caminando. Me duché, me hice un café y me senté a tomarlo mientras esperaba que se hagan las 2 para salir. El vuelo estaba programado para las 6:30, tenía que estar en el aeropuerto a las 5, no me quise arriesgar a dormir dos horas y no despertarme a tiempo o a salir a caminar dormido con las defensas bajas en el frío de la madrugada.

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