Vivir no es sólo existir

Hola todos, gracias por leerme y así acompañarme en este viaje. Cuando me fui por primera vez lo pensé como un 'voy y vuelvo'. Algo finito, aunque largo. Hoy veo que estoy viviendo esto y después estaré viviendo otra cosa. Viajo para conocer lugares, costumbres, horarios, comidas, ritmos, gente, calles, Dojos, maestros, compañeros, trenes, redes de metros, culturas.
Hoy el objetivo del viaje, si bien tengo un plan sobre el que improviso, es viajar. Si es posible trabajar en distintas ciudades para, 1) financiar el viaje y 2) entrar bien en el ritmo local, no ser sólo un turista más.
Este texto lo voy a expandir en la entrada 'Inicios y Motivaciones'

lunes, 11 de abril de 2016

113-Dublín 17~18/mar - fiesta y despedida



Dublín 17,18/03 – un último día para recordar

Jueves 17: Joda

Stephen Green Park
San Patricio! Día de conmemorar la muerte de San Patricio, patriarca católico de Irlanda. Quien con su predicación introdujo la palabra de dios en este pequeño pueblo de las islas británicas. Pero la cultura irlandesa es fuerte. En este día poco se ve de Jesús, San Patricio o Dios, y más se ve la cultura irlandesa en sus más grandes exponentes: sus mitos y leyendas, y su cerveza. De día hay festejos en las calles, cierra la principal para dar paso a un gran desfile con música folclórica, disfraces de época y de criaturas de su fantasía, bandas locales y discursos en gaélico; pero de noche la ciudad se viste de verde, gran parte de los locales se queda en casa y las calles se infestan de turistas e inmigrantes que no se cansan de consumir alcohol en los bares y pubs. Le podés pintar la cara de perro a un caballo y enseñarle a ladrar, pero cuando tenga que gritar su verdad va a relinchar.

En el pub
Hoy el bar abre a partir del almuerzo, Gary y yo tenemos que estar a las 11:30. Salí con Ornella temprano y caminamos hasta el parque Stephen Green. En el camino vimos como se acercaba la gente al centro en la calle O’Connell y como se preparaban para el desfile. En el final de la calle Grafton, justo frente al parque, había un gran músico, le compré un CD. Caminamos todo el parque que no es muy grande, pero sí muy lindo. Empezamos a volver, ella caminó tranquila hasta O’Connell y yo corrí hasta el bar. Se me hacía tarde. Las calles cerradas me retrasaron. Casi todo cerrado por el feriado. Llegué y me mandaron a comprar leche y demás. Cocinamos normal, nada del otro mundo, decepción. Yo estuve todo el día sintiéndome mal por no haberlo compartido con mi hermana, era su último día conmigo. Cuando terminé de limpiar a las 8 dejé la mochila en el bar y coordinamos con Ornella para encontrarnos en el camino. Salimos 4, los Vinnies y nosotros dos. Estábamos por sumarnos a los Alemanes, pero nos mandamos al primer bar que encontramos, uno frente al Heineken clock en el final de la calle O’Connell. Estuvo genial. Ornella y Vinícius se tomaron unas cervezas que fueron rellenando y yo nunca me percaté. Vinny y yo nos relajamos con un chupito de Tequila, el repitió más tarde y yo cambié a uno de Vodka. Los vasos de Ornella y Vinícius iban cambiando de forma y color conforme a las cervezas que se tomaban, no me gusta la cerveza. Con dos chupitos puedo bailar en público mi estilo marcial relajado, aunque aún con algo de pudor, pero no es suficiente para que entable conversaciones con extraños como si los conociera de toda la vida. Vinny seguía como siempre, clama tener amplia experiencia en tequila, bueno. Los otros dos parecían también estar acostumbrados a la cerveza. Salimos con la idea de encontrarnos con los alemanes. Ellos estaban en un bar no muy lejos del nuestro, pero en dirección opuesta a la casa. Teníamos que estar en el aeropuerto en 5 horas. Decidimos meternos en un bar en The Temple Bar y dejar que lo alemanes hagan la suya. Lo tomados que podríamos haber estado se nos pasó con los 30 minutos de caminata en el frío húmedo de pasada la media noche. Llegamos a la casa y nos acostamos a la 1:30.

Viernes 18: Adiós
Con mi amigo en el banco
Me desperté a las 3:45. La desperté a Ornella, y llevé todas sus cosas al living para que las organice sin despertarlo a Vinny. Vinícius nos despidió en la puerta y caminamos en dirección al parada del micro. El frío, la resaca, el rocío, la humedad. Nos tomamos un taxi que nos cobró 18 euros, parece que está más cerca que del centro. Entramos en desesperación. No encontrábamos su pasaporte. Buscamos por todas partes, llamamos a Vinícius, buscó, nada. Lo despertó a Vinny, lo Alemanes llegaron y ayudaron, nada de nada. No estaba en la casa. Pregunté en la policía del aeropuerto, no lo tenían, no la había perdido al aterrizar. Busqué otro vuelo hoy mismo para que no pierda el de España Argentina. La única opción para llegar hoy era de 650 euros. Lo encontró, estaba en un bolsillo escondido. Corrimos a la puerta de embarque, un abrazo fuerte y adiós que lo pierde en serio. Me quedé en off frente al monitor de los despegues esperando su mensaje de “ya estoy en el avión”. El mensaje no llegaba. Fui hasta la cola del check in de su vuelo y me dijeron que si cruzó la puerta ya está en el sistema y la van a esperar unos minutos.
Llegó el mensaje, me relajé un ratito y salí a acaminar.

Me fui en micro. Era de día, bajé en Drumcondra. Caminé por el canal y me saqué una foto con la escultura en el banco para marcar el reinicio de mi rutina. Dormí una siestita y al bar a las 12. Me despedí de los alemanes. Viernes normal, Gary se fue a las 5 y yo cerré. Me comí una torta de chocolate. Mañana entro tarde, a las 4 a reemplazar derecho. Volví a la casa y directo a dormir.

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