Vivir no es sólo existir

Hola todos, gracias por leerme y así acompañarme en este viaje. Cuando me fui por primera vez lo pensé como un 'voy y vuelvo'. Algo finito, aunque largo. Hoy veo que estoy viviendo esto y después estaré viviendo otra cosa. Viajo para conocer lugares, costumbres, horarios, comidas, ritmos, gente, calles, Dojos, maestros, compañeros, trenes, redes de metros, culturas.
Hoy el objetivo del viaje, si bien tengo un plan sobre el que improviso, es viajar. Si es posible trabajar en distintas ciudades para, 1) financiar el viaje y 2) entrar bien en el ritmo local, no ser sólo un turista más.
Este texto lo voy a expandir en la entrada 'Inicios y Motivaciones'

jueves, 7 de abril de 2016

110-Dublín 10~12/mar - hermana y hermano en Irlanda



Dublín 10,11,12/03 – se ocupa una cama más

Jueves 10: Regreso
Anoche me fui a dormir sabiendo que no iba a ir a entrenar esta mañana. Ya había hecho 3 clases, una con cada Sensei, y estaría mal dormido. Me deserté solo a las 10. Tiempo de ir tenía, pero desayuné tranquilo. Encendí la laptop, entré con una cuenta de visitante y no me pidió contraseña. Como tenía poco tiempo decidí pasar las fotos del disco de mi papá al mío y viceversa, pero el mío tiene contraseña y para que me dé la opción de entrarla necesito poderes de administrador, me llevé los dos discos a Dublín. Chatee con Fernando y quedamos en que lo iba a ver hoy. Primero fui al metro y directo a su oficina. Tomé la línea 5 hasta Pirámides y el Cercanías 10 hasta el Barrial. Entramos al edificio de la empresa y nos tomamos algo en la cafetería, después charlamos un ratito afuera para despejarnos. Lindo reencuentro. Nos despedimos hasta la próxima. Volví al tren, bajé en Pirámides y caminé hasta la Puerta del Sol, entré al Hotel Europa y nos fuimos a almorzar Ornella, el abuelo y yo a un restaurante italiano. La comida estuvo rica, pero no tanto como las tapas y raciones de los bares españoles. Lo dejamos al abuelo en el hotel y los dos hermanos nos fuimos a pasear. Al Corte Inglés a comprarle un teléfono que le habían encargado a Ornella desde Argentina. Después paramos en Llaollao a comer yogurt helado que tanto le gustaba a Fermín cuando vivió acá. Yo tenía que volver al departamento a prepararme para el vuelo, Ornella me acompañó y entre ella y el tío liberaron el teléfono de su amigo. Yo me dormí una siesta corta en la cama, terminé de acomodar la mochila y salí casi rajando. Otra vez los dos juntos, ella fue al hotel y nos despedimos hasta mañana en Sol. Caminé hasta la plaza de Cibeles donde me lo encontré a Dani en la parada del bus express amarillo al aeropuerto. Charlamos un poquito, no hubo mucho tiempo. Me contó algo de su viaje de mochilero a la India y le dejé los 35 euros que no le pude dar a Josefina esta mañana por las clases de Aikido. Cuando estaba ya en camino a Barajas me llegó un mensaje de Dani, se olvidó de darme un recuerdo del viaje, ya tengo otra excusa para volver.
Yogurt helado
Llegué con tiempo de sobra. En el VIP descansé un ratito y me llevé una botellita de agua y dos bocadillos de jamón para más tarde. Entrando al avión el personal me hablaba de entrada en italiano porque en mi boleto de embarque dice Italia. Me siento en deuda con ese idioma por usar su pasaporte. El avión despegó en horario, me había tocado el último asiento contra la ventana, los otros dos los ocupaban dos chicas. Cuando cerraron las puertas ambas se movieron porque había espacio de sobra y se ubicaron cada una en una fila de tres asientos vacíos más adelante. Dormí todo el viaje.
Aterrizamos y fui a tomarme el micro, estaba cansado para caminar, además mañana trabajo. El Dublin Bus, el micro de línea ya no funcionaba, era muy tarde, me tomé el espress que me cobró 6.5 hasta Drumcondra, cerca del Dojo. Ahí nomás volví a notar la diferencia de precios entre Madrid y Dublín.
Caminé hasta la casa por el mismo paseo del canal de siempre y me sentí de vuelta en casa, con un clima bien húmedo y curiosamente más cálido. Entré y no había nadie en la sala o el pasillo. Cuando guardé mis cosas en la pieza Vinny medio que se despertó. Me duché y a la cama.


Viernes 11: Ornella
Esta mañana volví a desayunar mi porridge, tuve que ir Tesco a comprar leche. En la mochila negra puse los tabacos para Phil y me parecieron pocos, pero era todo lo que tenía. Llegué y me saludé con todos, por ser viernes al mediodía estaban los tres. Rápidamente me puse el delantal y a ordenar el quilombo de trastos de la pileta. El día estuvo movido, en los momentos tranquilos Gary me contó de los chicos que estuvieron a prueba en mi ausencia. Dos de ellos automáticamente descartados y otro que se veía prometedor. Él se fue a las 5 y yo me quedé hasta el final. La gente seguía pidiendo comida y cociné hasta las 8. A las 9:30 terminé de limpiar y me fui, me olvidé de darle los tabacos a Phil, de llevar los jamones y los Havanna.
Vuelta al trabajo
Del bar fui directo al aeropuerto. Esta vez fui con un micro de línea. Mientras la esperaba a Ornella, mi tío Diego me pidió que le traduzca una respuesta de un mail en inglés. Se está contactando con un zoológico de Ámsterdam. Parece que se va dos semanas a trabajar ahí en abril, puede que nos encontremos. Ornella salió y ahí estábamos, los dos juntos en Dublín por empezar la gran y esperada semana. Tomamos otro micro de línea y volvimos a bajar en Drumcondra, le mostré mi paseo favorito, aunque era de noche. Llegamos a la puerta y los franceses vecinos estaban saliendo, se iban de recorrida de bares y nos invitaron. Nosotros estábamos cansados y lo dejamos para otro momento. Le mostré la casa, le expliqué los procedimientos, charló con Vinny que estaba despierto, un poco con Nana que estaba en la cocina, casi nada con Vinícius que se estaba yendo a dormir y a Antonio no lo vio. Primera noche, experimentamos a ver qué cama le va mejor. Durmió en el colchón en el piso.


Sábado 12: Bar
Me sentía como en martes. Claro, después del tiempo libre, trabajar es un lunes, hoy, segundo día, martes. Pero no, era sábado y mañana otro día libre. Me pidieron que vaya a la mañana porque iba a estar muy concurrido el bar por un partido importante al mediodía. Fuimos al bar los dos juntos, ella se sentó del otro lado de la pileta, donde se sentaba la novia de Dave durante mis primeros días de trabajo. Los conoció a Gary y Alan y estuvo todo el desayuno escribiendo en su libretita. El servicio de la mañana fue el más movido jamás. 63 desayunos en 2 horas y media. Empezamos el almuerzo, Ornella se tomó un café y fue a pasear. El almuerzo estuvo normal, luego la clásica hora muerta y de repente se llenó de gente, había tanta que era difícil sentarse a comer, de todas formas preparamos varios platos. Mi hermana volvió a buscar la llave y se fue a esperarme a la casa. Gary se tomó el micro de las 6:15 y yo me quedé a cerrar, a las 8 me fui, Phil me pagó la semana (dos días), y caminé escuchando Guns n’ Roses.
En la casa me duché, charlamos un rato, a Ornella le llevé sobras del especial del día, pollo con curry, al final me lo terminé yo, les convidamos a los Vinnies. Ahora por un lado tenemos la información de Vinny que estuvo hablando con Patricia, la vecina que está pensando en mudarse a esta casa; por otro lado tenemos a dos alemanes que van a llegar el miércoles y por Couchsurfing y hay que organizarse  para acomodarlos.
Primer trago en The Black Page
Esta noche fue la primera salida. Apuntamos para la izquierda, vimos un par de bares pero estaban vacíos por dentro, eso se veía por la ventana. Fuimos a la derecha hasta uno que yo sabía que se llenaba de gente. En la puerta el guardia de seguridad nos dijo que había una entrada de 7 euros después de las 11, eran las 11:15, pero nos dejó entrar a ver. No era para nada lo que parecía por fuera. Tiene 6 salones y tres pisos, es enorme, es McGowens. Nos encantó, nos fuimos para no pagar los 7 euros y entramos a uno en frente que no cobraba entrada y pintaba como los anteriores que habíamos desestimado. Este segundo bar, The Black Page tampoco es lo que aparenta, tiene 4 salones y tres barras, en uno de ellos hay juegos de mesa y te dejan jugar dejando un depósito de 10 euros. Ella se tomó una cerveza y yo un jugo de frambuesa. Volvimos a la casa y a dormir, ella en la cama y yo en el piso, anoche pasó frío.

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