Dublín 11,12,13/04 – exprimiendo los límites
Lunes 11: Aikido
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Almuerzo en el depto nuevo |
Escribiendo a
la mañana, avancé un poco. Vinícius tenía que ir al depto nuevo a recibir al
tipo que va a poner cortinas nuevas. Lo acompañé. Los primeros 10 minutos de la
caminata fueron a paso rápido y excitados por la conversación. Me sentí muy
enérgico. Llegamos, me había advertido que estaría frío y que no hay alfombra.
Me llevé la mochila con la ropa de práctica para la noche y algo de comida para
almorzar. Completamos la comida en Lidl y almorzamos un revuelto de albóndigas,
pepino, morrones, salsa de tomate y huevo. Rico y llenador. Estuvimos unas
horas y nos fuimos. Él a la casa a esperar al dueño y yo al centro a hacer tiempo
para entrar al bar a las 4. Los tres trabajamos 3 horas juntos. Gary se fue a
las 7:05, Ismael y yo a las 7:30. Alan me dijo que mañana Ismael va a estar
solo en la cocina y que no lo ayude en nada, que ni aparezca y que me quede en
el sótano trabajando ahí. Que se equivoque así lo corrigen. Llegué a tiempo a
la clase de Bran, el último reemplazo antes del regreso de Ray. Buena clase. Sigo
viendo el énfasis en el Seiza Kokyuho que hacen en este Dojo, no solo en el
ejercicio mismo, sino que también en su aplicación práctica en las técnicas.
Vuelta a la casa caminando con música. Un poco de chocolate y compu y a la
cama.
Martes 12: dueño
Salí de la
casa y en la farmacia compré curitas y Dettol para curarme el dedo. No debería
haber sacado la cosa negra que tenía entre la uña y la carne. Hoy fui temprano
al bar a pesar de que el encargado oficial del desayuno fue Ismael, para que
entrene. Mi tarea sería recibir el cargamento de barriles de cerveza y
ordenarlos. Cuando bajé al sótano estaba todo ordenado, el cargamento había
llegado temprano. Así que me pidieron que lo termine de organizar y que limpie
el piso. Lo barrí todo y lo trapee con agua caliente y lavandina, quedó mejor
que hace varias semanas. Llegó Gary y me fui para no volver hasta mañana. Compré
mi almuerzo en Star Pizza frente al bar y me lo comí caminando con el sol
calentándome la frente. Me quedé todo el día en casa. Escribí, casi me puse al
día, cree borradores, no fui a Jujitsu, vi otro capítulo de Daredevil. Me está
gustando pero no me atrapa. No ir a Jujitsu me hizo sentir culpable por estar
desaprovechando una oportunidad de entrenamiento, pero a su vez no me siento
del tomo cómodo con la mecánica, seguroe s porque soy muy nuevo en el tema.
Pero todo tiene su razón de ser, no? Gracias a que no fui a clase lo conocí al
dueño de la casa, a su hija y al novio argentino. Ellos dos van a vivir acá
cuando nos mudemos en mayo. EL dueño es un irlandés grande con voz grave y
fuerte que recuerda a Gerry de Limerick. Buena gente.
A pesar de
todo el día fiaca, o a razón de eso, estaba cansado a la noche. Vinícius nos
dijo por el grupo de WhatsApp que esta noche llega otra Couchsurfer a quedarse una
noche. Nos pasó la foto, todo lo que sé es que es asiática, me inclino por
china. No tenía energías para quedarme despierto a recibirla. Me dormí.
Miércoles 13: Stephanie
Desayuné con
Stephanie, la couchsurfer, es de Hong Kong. Se nos sumó Vinny y charlamos los
tres un rato. Ella está acá porque fue a Nice en Francia a ver a un amigo y el
vuelo barato desde Cardif en el Reino Unido la dejó un día en Dublín. Quería
tomarse una Guinness antes de irse. Me llamó Gary, que no vaya al bar hoy y que
nos vemos mañana, bueno, todo el día libre. Decidí pasarlo con ella. Es
bastante más sociable que la chica checa que se quedó hace dos semanas. Fuimos
a Tesco a comprar algo para almorzar. Ella cocinó fideos udon con salsa de
frijoles negros, yo lavé. Estuvo muy rico.
Después nos tomamos un café con
mandarina y salimos. Fuimos al centro, le mostré algunos lugares y almorzamos
por segunda vez en el bar The Celt en la calle Talbot. Nos gustó mucho, muy
pintoresco, varios salones, buena onda el mozo y rica la comida. Ella estaba
contenta con su Guinness y el pastel de carne a la Guinness. Estábamos en la
barra y me llamó Ruslan por Facebook. Hablamos un poco del viaje a Japón que
vamos a compartir en mayo y junio. Tengo de tarea buscar actividades
extracurriculares para el grupo. Nos fuimos del bar directo a la parada del
micro en la calle O’Connell, se subió y nos despedimos. Ella fue al aeropuerto
y yo a comprarme un keikogi nuevo, uno blanco de verdad. Volví a la casa, me
cambié y salí para el Dojo.
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Steph y yo en The Celt |
Primera clase,
MMA: esta vez llegué más cansado que hace dos semanas. Los músculos dejaron de
responder y tuve que frenar algunas veces. Al final cuando luchamos hicimos al
menos 6 rondas, pude enfrentarme a varios, algunos principiantes y otros más
avanzados que yo, con mejores reflejos y movimientos. Me hicieron sentir lento
y ver lo mucho que tengo para entrenar.
Segunda clase,
Aikido: Volvió Ray. Introdujo la forma tradicional de entrenar, la que en su
tiempo aplicaba O’Sensei y que con los años se dejó de usar. Este enfoque lo
usa Patrick Cassidy en la clase de niños en Suiza. Consiste en que nage (quien
ejecuta la técnica) inicia el ataque, entonces uke (quien recibe la técnica) se
defiende creando un contacto físico que nage aprovecha para desarrollar la
técnica.
Terminada la
clase Ray y Maeve nos regalaron una tableta de chocolate suizo a cada uno de
los que cubrimos las clases. Volví a casa y muerto como estaba resistí hasta
pasada la media noche. Era el último día de Tomo en la casa y quería usar su
balde grande para dejar en agua con lavandina la chaqueta del keikogi bueno, a
ver si se blanquea un poco. No teníamos más lavandina así que fui a comprar.
Cuando estaba hecho ya no daba más, pero estaba sucio y pegajoso por el
ejercicio, me quería duchar, esperé a que se caliente el agua, me duché y nomás
tocar la cama me dormí.
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